Otro de los aspectos es la denominada en el argot arquitectónico de la reutilización adaptativa, es decir, una intervención en los inmuebles abandonados o inutilizados en el centro histórico manteniendo su fachada y elementos patrimoniales,algo que presenta "ventajas medioambientales y de regeneración urbana, siendo una alternativa a la demolición, a la nueva construcción y su consecuente expansión urbana", según señala Teresa Bermúdez de la Puente, en una reciente investigación: "La reutilización adaptativa en el conjunto histórico de Ourense".
Es decir, una de las apuestas sería adaptar el uso del interior de los edificios siempre que sea posible, sin necesidad de modificar su apariencia externa. En este estudio, se concluye que siempre que se realicen estudios previos para comprobar la viabilidad de esta adaptación de los usos de los edificios abandonados, "evitando la pérdida de valores".
Las tendencias actuales en la recuperación de centros históricos urbanos pasan, según un estudio de Joaquín Santamaría, en el Grupo Interdisciplinario de Estudios Críticos y de América Latina (GIECRYAL) de la Universidad de Alicante por "políticas para dar nuevos usos a viviendas existentes en los centros históricos, como por ejemplo bibliotecas, museos, aulas de cultura... que a su vez contribuyen a ofrecer una nueva imagen del lugar, más bonita y acorde con los tiempos actuales; así como fomentar el pequeño comercio típico del lugar; recuperación sociodemográfica de los espacios más deteriorados a través de una mejor accesibilidad, por parte de los jóvenes, a un lugar de residencia", algo que resolvería el doble problema; degradación del Casco Vello y falta de vivienda en la ciudad.