Los ourensanos aún respiran el “miedo" de las ramblas

photo_camera Cientos de ciudadanos se acercaron hasta las ramblas para dejar flores y velas encendidas.

Manuel Arias caminó hacia el trabajo rodeado por policías que paraban a todos los coches e Irene Pazos se recluyó en el trabajo la tarde del atentado. En la calle hay "rabia e tranquilidad".

El miedo sobrevuela las calles de Barcelona y esa es la palabra con la que los ourensanos residentes en la ciudad condal describen el ambiente que se respira. Manuel Arias, un vecino de O Barco de Valdeorras de 36 años,  que trabaja en el área de seguridad de una empresa en la ciudad condal, intentaba ayer describir el "gran dolor" que se percibía en las calles. Vivió la jornada de los atentados en casa pero ayer se mostraba "sorprendido" por la multitud de policía que había en todas las partes de la ciudad. "Cuando salí por la mañana a trabajar había agentes por toda la ciudad, ha sido increíble, registraban todos los coches , ha sido muy fuerte, nunca había visto algo así", dice Arias.

Luis Gallego, un vecino de A Veiga que regenta un restaurante en Barcelona mostraba más tranquilidad. "Pillounos lonxe do centro e houbo maís tranquilidade. O que está afectando é que hai controis á saída e entrada da cidade e a xente non fala doutra cousa", señaló. 

Este miedo se hizo notar entre algunos trabajadores, dice Arias. "Algunas personas que tenían que trabajar en las zonas más turísticas no han acudido, la gente está asustada y hasta que se calme todo...", añade. En los grupos de whatsapp se suceden los mensajes de precaución. "La gente pide que no vayamos a sitios con aglomeraciones, como los centros comerciales, y la gente se queda en casa. Es una pasada, pero se nota mucha menos gente en la calle", añade. 

Irene Pazos, ourensana de 28 años y residente en Barcelona, estaba trabajando el pasado jueves cuando le empezaron a llegar whatsapps de lo que estaba pasando, y empezó a recibir llamadas de preocupación. "La mayoría de la gente que paseaba eran turistas, así que no conozco a ninguna de las víctimas. A los conocidos que estaban en la zona se les obligó a permanecer en tiendas o restaurantes por seguridad durante horas". 

Pazos señala que "hay quien dice que oía disparos en otras zonas", aunque ella misma asegura que es un extremo que no está confirmado. "Se respiraba y se respira bastante miedo y rabia en la ciudad ", dice tajante.  "Unos cuantos del trabajo no nos fuimos hasta las 21,00 horas y al llegar a casa vi los helicópteros sobrevolando Barcelona". Aún así, a Irene le sorprendió que "había gente que paseaba con toda la calma por las calles", aunque ayer ya percibía "mucha más intranquilidad". 

"A la zona peatonal de las Ramblas puede entrar el que quiera con un coche"

El barquense Manuel Arias conoce ya Barcelona como la palma de su mano y asegura que la separación entre el espacio para coches y la zona peatonal en las Ramblas es "nula".  "Hay una acera de separación pero la masacre la podría haber causado el que quisiera, porque no impide de ninguna forma  el paso de los vehículos, ni hay bolardos ni nada que lo impida", relata Arias. 

Policías por todas partes, helicópteros vigilando y "menos gente en la calle"

Los ourensanos destacaron cómo han cambiado las calles en apenas dos días. "La gente ha suspendido todos los planes", destaca Luis Gallego. La  policía abarrota las calles con controles exhaustivos. "Salí a trabajar y estaban parando a todos los coches. Ha sido muy fuerte", dice el barquense Manuel Arias, que notó "mucha menos gente por la calle". Irene Pazos percibió "mucha intranquilidad". 

"A xente quedou no barrio por medo a achegarse ao centro da cidade"

Luis Gallego, que regenta un restaurante gallego en la ciudad reseñó que lo que más le llamó la atención fue cómo se llenó el bar por la noche. "Moita xente que dicía que ía ao centro a cear pero xa non se acercou por temor a achegarse ao centro", aseguró Gallego. Otros, sin embargo, se recluyeron en sus trabajos en el centro. "No salimos hasta las 21,00 horas, esperando a que pasase todo", dice Irene. 

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