El porte del “pombal” alaricano

Para muchos pasan desapercibidos, pero los 13 “pombais” que hoy en día siguen en pie en Allariz permiten descubrir la historia de personalidades y familias ilustres, pues eran símbolo de elevado estatus social. El primero documentado data del Siglo XIII

Acercarse hasta Allariz significa disfrutar de un paseo junto al Arnoia, respirar la naturaleza de la Acearrica, o perderse entre las tiendas “outlet” de su casco histórico mientras se degusta un Queixo do Rexo o una tapa de carne de “boi” . Sin embargo, es probable que para el visitante pase más inadvertido un patrimonio igual de valioso pero no tan reconocido: Los 13 palomares o ”pombais” que, a un lado y al otro del río, permiten reconstruir la historia de una de las villas con más encanto de Galicia. 

Detrás de los “pombais” de Allariz se encuentra la historia de familias ilustres, como la de Vicente Risco, o vecinos conocidos por todos. Y es que tener una de estas construcciones en propiedad era una señal de prestigio y de elevado estatus social. El historiador alaricano Antonio Blanco Rodríguez los recogió en su último libro: El “pombal” da Portela de Magarelos, San Trocado, Seoane, Cambatoria, Lamarredonda, Tras San Bieito, Vilanova, o dos Seara, Piñeiro, Mato, Bacelar ou do cura, o do Tío Benjamín ou Tenente Coronel y o do Tío Generoso ou dos Poteiros. Todos ellos se localizan junto a casas de gran tamaño, rectorales o pazos. 

Los anteriores siguen en pie y uno de ellos, el de Seoane -de la Señora Julia-, todavía con palomas; aunque documentados hay muchos más. El más antiguo de los que se conservan está datado en el siglo XVII y los más recientes son de principios del XX. En Allariz, el primero del que se tiene constancia -aunque ya no existiría- data del siglo XIII y ocupó el interior del actual Convento de Santa Clara. “A abadesa de Zamora, das Clarisas, deulle orde á súa representante en Allariz de que mercase a Finca do Pombal para construir o convento”, asegura Blanco Rodríguez en alusión a un documento, fechado en 1286, que se encontró en la villa alaricana. 

Paralelo al porte señorial del “pombal”, este cumplía una función culinaria: La cría de pichones . El propio historiador alaricano incide en las propiedades “medicinales y curativas” que, para muchas mujeres de la época, tuvo el caldo de pichón. 

En el centro de Allariz se pueden ver dos “pombais”: el que se encuentra junto el Puente de Vilanova y el de Tras San Bieito. Ambos, construidos sobre fragmentos rocosos y que podían albergar entre 200 y 300 palomas, se consevan en perfecto estado. El primero, pintado en blanco, facilitaba la visión de las aves desde lejos. Sobre el segundo, la estructura conserva dos puertas de entrada y la forma es rectangular. En el interior se puede comprobar que la zona de los nidos solo llega hasta la mitad, lo que hace pensar que el palomar, edificado entre finales del Siglo XIX y principios del XX y con un tejado a cuatro aguas, pudo tener otro uso, bien de almacén o como gallinero. Precisamente en el “pombal” de Tras San Bieito tuvo lugar la presentación del libro de Pombais de Allariz, la primera piedra para la puesta en valor y dinamización de estas estructuras.

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