El escritor Lorenzo Silva participa mañana en el Foro La Región, (Liceo, 20 horas) para presentar su libro 'La marca del meridiano'. Previamente, participará en las 'Tertulias con autor' en la librería de Paseo Centro Comercial, donde también firmará ejemplares.
Viene a presentar una obra premiada con el Planeta'. ¿Qué ha supuesto este galardón en su trayectoria y para el libro?
En mi trayectoria, creo que ha venido en un buen momento, ni demasiado pronto ni demasiado tarde. Ya tenía una base de lectores, y este premio ha venido a darme la oportunidad de ensancharla. Y en los tempos que corren, se pone más de manifiesto que lo que te sostiene es la gente que te sigue y le interesa lo que haces de forma continuada. En cuanto al libro, creo que los premios son un arma de doble filo, la obra ya no se lee igual: hay quién no lee tanto el libro sino el premio. Por eso pensé que tenía que presentar una novela que tuviese la suficiente entidad y creo que para buena parte de los lectores está siendo así. En todo caso, no es un libro hecho para un premio, lleva en mi cabeza casi ocho años, es uno de los de más larga y lenta gestación de los que he escrito.
Es el séptimo libro con la pareja Bevilacqua-Chamorro. ¿Qué representan estos personajes para usted?
Sí, es el séptimo libro, aunque la sexta novela. Llevo casi 20 años con ellos, y ya son casi compañeros de viaje. Me siento bastante cómodo con ellos, me permiten ir haciendo otras cosas. Escribo una novela con ellos cada dos tres años, creo que es razonable, y no pueden ser mejor recibidos. Sí puede ser que hagan más invisible el resto de mi trabajo, pero aunque para el resto de mis libros tengo menos lectores, tampoco me puedo quejar.
Alguna vez afirmó que llegaría a la séptima novela con ellos.
Sí, una vez me preguntaron y dije eso, aunque tampoco tengo una idea preconcebida o un compromiso. Desde luego la séptima novela estoy seguro que la escribiré y tengo ideas para más. Y si tengo fuerzas y ganas tampoco me voy a limitar. Tengo claro que no los voy a matar antes de tiempo ni prolongar más allá de lo que den de sí. Si en algún momento veo que están agotados, me interesan otras muchas más historias.
Trata temas como la corrupción o ética, muy de actualidad. ¿Hasta qué punto se inspira en ella?
En la más inmediata no, porque escribí la novela entre otoño de 2011 y primavera de 2012, y no tenía en mente todo esto que sale a la luz. Pero sí otras cosas que todos sabíamos que estaban ahí, aunque camufladas y quizá la gente prefería mirar a otro lado. Yo reflejo la corrupción policial, que creo que es minoritaria aquí comparada con otros países. Pero tiene ese aspecto aleccionador: los policías cuando detectan entre los suyos corrupción reaccionan con una contundencia que me gustaría ver en otros colectivos.
¿Afecta la crisis al sector?
Sin duda, hay una bajada de ventas y el libro digital no es un mercado, es parte de nuestra economía sumergida. Pero los autores que están saliendo mal parados no son los que vendían. Si yo fuese ahora el que era hace 15 años, no sé si encontraría editor.
¿De ahí nació su editorial?
Sí, precisamente pensando en esos autores, que no encuentran quién les edite. Yo creo en el papel del editor, el autor necesita alguien que cree y pelee por él.
En mi trayectoria, creo que ha venido en un buen momento, ni demasiado pronto ni demasiado tarde. Ya tenía una base de lectores, y este premio ha venido a darme la oportunidad de ensancharla. Y en los tempos que corren, se pone más de manifiesto que lo que te sostiene es la gente que te sigue y le interesa lo que haces de forma continuada. En cuanto al libro, creo que los premios son un arma de doble filo, la obra ya no se lee igual: hay quién no lee tanto el libro sino el premio. Por eso pensé que tenía que presentar una novela que tuviese la suficiente entidad y creo que para buena parte de los lectores está siendo así. En todo caso, no es un libro hecho para un premio, lleva en mi cabeza casi ocho años, es uno de los de más larga y lenta gestación de los que he escrito.
Es el séptimo libro con la pareja Bevilacqua-Chamorro. ¿Qué representan estos personajes para usted?
Sí, es el séptimo libro, aunque la sexta novela. Llevo casi 20 años con ellos, y ya son casi compañeros de viaje. Me siento bastante cómodo con ellos, me permiten ir haciendo otras cosas. Escribo una novela con ellos cada dos tres años, creo que es razonable, y no pueden ser mejor recibidos. Sí puede ser que hagan más invisible el resto de mi trabajo, pero aunque para el resto de mis libros tengo menos lectores, tampoco me puedo quejar.
Alguna vez afirmó que llegaría a la séptima novela con ellos.
Sí, una vez me preguntaron y dije eso, aunque tampoco tengo una idea preconcebida o un compromiso. Desde luego la séptima novela estoy seguro que la escribiré y tengo ideas para más. Y si tengo fuerzas y ganas tampoco me voy a limitar. Tengo claro que no los voy a matar antes de tiempo ni prolongar más allá de lo que den de sí. Si en algún momento veo que están agotados, me interesan otras muchas más historias.
Trata temas como la corrupción o ética, muy de actualidad. ¿Hasta qué punto se inspira en ella?
En la más inmediata no, porque escribí la novela entre otoño de 2011 y primavera de 2012, y no tenía en mente todo esto que sale a la luz. Pero sí otras cosas que todos sabíamos que estaban ahí, aunque camufladas y quizá la gente prefería mirar a otro lado. Yo reflejo la corrupción policial, que creo que es minoritaria aquí comparada con otros países. Pero tiene ese aspecto aleccionador: los policías cuando detectan entre los suyos corrupción reaccionan con una contundencia que me gustaría ver en otros colectivos.
¿Afecta la crisis al sector?
Sin duda, hay una bajada de ventas y el libro digital no es un mercado, es parte de nuestra economía sumergida. Pero los autores que están saliendo mal parados no son los que vendían. Si yo fuese ahora el que era hace 15 años, no sé si encontraría editor.
¿De ahí nació su editorial?
Sí, precisamente pensando en esos autores, que no encuentran quién les edite. Yo creo en el papel del editor, el autor necesita alguien que cree y pelee por él.
