Presencia en los concellos de Verín, Xinzo y Maside

photo_camera Campogrande, uno de los campamentos de Verín.

En Verín, donde se contabilizan seis asentamientos, surgió una polémica en 2014 por la ocupación ilegal de viviendas

El chabolismo todavía tiene gran presencia a lo largo de la geografía de la provincia, especialmente en concellos como el de Verín. Por todo el término municipal se contabilizan hasta seis asentamientos, distribuidos entre los pueblos de A Rasela –concretamente, en Campogrande y A Lama–, Caldeliñas y Queizás –con tres poblados diferenciados–. Aproximadamente, estos campamentos dan cobijo a un total de entre 30 y 40 familias.

Como sucede en todos los casos de la provincia, la etnia gitana monopoliza la población de estos poblados. En conjunto, este colectivo cuenta con 470 censados en Verín, aunque una parte importante de este total habita en viviendas de la zona de Primero de Maio.

Alguno de estos asentamientos ha sido objeto de expedientes sancionadores por parte de la Axencia Galega de Urbanismo, ya que las viviendas que han construido carecen de permisos. Otros chabolistas, por el contrario, han solicitado legalizar sus casas para cumplir con uno de los requisitos de acceso a las ayudas Risga (Renda de inclusión social de Galicia), que solicita una referencia catastral debidamente registrada.

Hace aproximadamente un año, nueve de las familias que habitan estos poblados protagonizaron una polémica ocupación ilegal de unas viviendas deshabitadas, propiedad del Ministerio de Fomento y de la Consellería de Medio Ambiente, situadas entre las calles San Rosendo y San Antón. Después de que tanto el Estado como la Xunta hubiesen cursado una denuncia ante el Juzgado de Verín, los 'okupas' desalojaron las casas a finales de 2014, y hubieron de regresar a las chabolas en las que habitaban antes de esta intrusión.

Otro de los concellos con presencia controlada de poblados chabolistas es Xinzo. As Campanillas es el nombre del único asentamiento del municipio, ubicado en la ladera del monte Baronzás, con cerca de tres décadas de existencia y donde habitan unas 90 personas de etnia gitana, aproximadamente, aunque el número es variable.

Desde el Concello de Xinzo explican que la principal actividad económica de este campamento es la venta ambulante, principalmente de chatarra, aunque también se suceden los actos delictivos que obligan a muchos a realizar servicios a la comunidad. No obstante, algunos ya han regularizado su situación lo suficiente como para acceder a las ayudas Risga y para trabajar para el propio Consistorio. Al margen de estos casos de delincuencia aislada, la convivencia es pacífica.

Principalmente, la ayuda municipal es logística, centrada hacia favorecer las condiciones de vida de las viviendas, como puede ser el suministro de materiales de construcción que faciliten su aislamiento del frío. Sin embargo, desde el Concello reconocen que las subvenciones autonómicas han caído respecto a años anteriores, aunque estas todavía permiten garantizar ayudas para la alimentación de bebés o para el transporte a la ciudad por razones sanitarias.

También Maside es otro de los puntos de la provincia que cuenta con un campamento chabolista controlado. Justo en el límite territorial con el Concello de O Carballiño se ubica el poblado de A Fontela, habitado por unas 40 familias que también se dedican a la chatarra y a la venta ambulante, establecidas en la zona desde los años 70.

Sus habitantes están aguardando a la ejecución de un proyecto anunciado hace años por la Xunta y el Concello de Maside para la construcción de viviendas, paralizado por la crisis, a pesar de contar ya con terrenos expropiados. La intención del gobierno local es la de retomarlo a medio plazo. Durante esta espera, y también por razones económicas, el número de familias se fue incrementando desde 25 hasta las 40 actuales.

En O Carballiño, el chabolismo fue erradicado hace 10 años, con la construcción de unos bloques de edificios que dieron cobijo a los habitantes del campamento de A Pena.

Te puede interesar