Historias de un sentimental

Aquellas reinas de las Fiestas del Puente

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photo_camera Chiqui y Charo, reinas de las Fiestas del Puente.

Eran más populares las fiestas del Puente que las de la ciudad, celebradas en el Posío

En la lejana bruma de los recuerdos de evocado Ourense de los años 60, en que éramos felices con las cosas sencillas, emerge del fondo de la memoria lo esperadas que eran por la juventud las fiestas de junio y las, a mi entender mejores, en cuanto a verbenas, las del barrio del Puente. Recientemente asistí a un entretenido debate en redes sociales sobre si eran mejores las verbenas del Posío o las del Puente, y la opinión mayoritaria sentenció que, sin duda, las del barrio de la estación.

En aquel tiempo, en todas las fiestas, se elegía una reina y unas damas de honor, que eran chicas normales, a las que se les obsequiaba un ramo de flores, una banda y el honor de presidir si los hubiera algún acto relevante. En la foto que ilustra este recuerdo vemos a Charo y Chiqui, dos bellezas de aquellos lejanos años, junto al presentador del acto que era este que les habla. (He de agradecer a una de ellas que la guardaba me haya facilitado la foto de aquel día). Andamos por el año 1969. Estas dos amigas, ya jubiladas fueron respectivamente una eficiente administrativa y una oftalmóloga reputada. Ambas conservar la nostalgia de aquellos días en que éramos tan felices.

La reina y las damas de honor de las fiestas del Puente eras elegidas y proclamadas en un solemne acto en la sociedad “La Troya”, donde por cierto todos los domingos del año se celebraban bailes concurridísimos. Más de una vez, pese a la solidez del edificio sentíamos vibrar el suelo. O quizá era nuestro entusiasmo. Ahora, en la distancia, todavía siendo un escalofrío si pienso lo que hubiera pasado si “La Troya” no estuviera bien asentada.

Uno de los motivos por los que fueran más populares las fiestas del Puente que las de la ciudad, con referencia a las verbenas del Posío, se debía, entra otras razones, que para entrar en el famoso parque había que pasar por taquilla o colarse, en tanto en el puente era todo de balde, y además se sucedían varias orquestas a lo largo de la velada.

Gozábamos entonces los periodistas de unos pases para entrar en todas las actividades organizadas por la comisión de fiestas de Ourense, cosa de agradecer. Era curioso que muchos ourensanos saltaban las verjas del Posío para no pagar la entrada, e incluso recurrían al ingenio. En aquellos tiempos, los servicios telefónicos que estaban tendiendo las redes solían dejar las escaleras en la calle, aseguradas con unas cadenas. Había ourensanos muy ingeniosos que las utilizaban para colarse en el cerrado recinto de nuestro parque principal. Los he visto muchas veces. No me digan cómo, pero liberaban las escaleras y la llevaban entre dos, sostenida sobre sus hombros por largo que fuera y con toda tranquilidad se presentaban en la puerta del Posío como si fueran operarios del servicio eléctrico o telefónico que iba a hacer una reparación. Entraban tan seguros y decididos que los porteros les dejaban el paso franco. Algunos devolvían, pero no siempre, al final de la función, la escalera al sitio donde la encontraran.

¿Por qué se cobraba entrada en los bailes del Posío y eran gratis los del Puente? En mi época en la radio y el periodismo en Ourense lo pregunté varias veces y siempre se me dio la misma justificación: Que las fiestas de la ciudad se componían de gran cantidad de actividades y número, con escaso presupuesto, por lo que la comisión tenía que ayudarse buscando alguna ayuda complementaria, además un precio módico. Argumentaban que además en el Posío no sólo había verbenas, sino sesiones de tarde, que se denominaban “Asalto-baile” (Y sesión vermut si era por la mañana). ¿Cómo se arreglaban en el Puente para traer a más orquestas del mismo nivel? Sin duda el trabajo de la comisión de fiestas y la generosidad de los comercios y la industria del barrio aportaban los dineros necesarios para unas fiestas que cada año eran mejores.

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