El santuario luce sus pinturas barrocas recién restauradas

Hace años que las pinturas murales de la bóveda del presbiterio del Santuario de Nuestra Señora de Os Milagros presentaban deficiencias que hacían urgente su restauración ya que a menudo aparecían restos de policromía en el suelo. Tras tiempo de 'lucha' con la Xunta para conseguir la autorización, en febrero de 2012 se aprobó el proyecto de obras, cuya ejecución comenzó inmediatamente con el fin de que, antes del comienzo de la novena, las pinturas lucieran en todo su esplendor.
Este lunes, el equipo de Sagrada Familia -empresa encargada de la restauración- dio por finalizadas las obras y retiró todos los andamios. 'Aunque la restauración y las prisas no hacen buena pareja, con mucho esfuerzo, logramos el objetivo', explica Pablo Garrido, responsable de las obras.

El santuario fue construido en el siglo XVIII, pero a finales del XIX las pinturas murales fueron retocadas 'con una capa de pintura de una calidad bajísima', apunta Garrido. La restauración consistió principalmente en eliminar esa capa y conseguir que 'el santuario vuelva a lucir las pinturas barrocas originales'.

La segunda fase de las obras consistirá en restaurar el retablo baldaquino, cuyo inicio está todavía por determinar debido a la falta de presupuesto -que asume íntegramente el santuario-. Sin embargo, 'aprovechando que estábamos a esa altura, restauramos la parte superior, que estaba completamente ennegrecida', señala Pablo Garrido, quien añade que 'también porque era básico para que luciese la pintura del mural'.

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