entrevista

"Hay que ser flexible, no exigir a los niños más de lo que pueden dar"

David Bueno.
photo_camera David Bueno Torrens

El profesor e investigador de Genética en la Universitat de Barcelona, participó este jueves como ponente en el ciclo de conferencias "Educación siglo XXI" de Afundación

 

David Bueno (Barcelona, 1965), profesor e investigador de Genética en la Universitat de Barcelona, participó este jueves como ponente en el ciclo de conferencias "Educación siglo XXI" de Afundación. Habló del aprendizaje desde la perspectiva de la neurociencia, centrado en la "educación a través de la sorpresa: cómo aprende el cerebro". 

¿Todas las emociones son buenas para aprender?

Todas son necesarias, lo que pasa es que influyen de distinta manera en el cerebro cuando estamos educando. El miedo es una de las emociones más interesantes. Sin miedo no sobreviviríamos. Hace que ante un peligro nos escondamos o huyamos. Para aprender algo hay que tener una emoción asociada, pero si es el miedo, haremos personas con menos calidad de vida, porque cada vez que puedan aprender algo tendrán miedo. Eso se nota en que quienes fueron educados los 50, que les cuesta más aceptar los cambios que las que fueron educadas antes, durante la República. 

¿Cuáles son las mejores para aprender?

La alegría, que da confianza, debería ser la emoción transversal, no solo en las aulas sino también en la sociedad y la familia. Y para activar más el cerebro, la emoción clave es la sorpresa. Activa zonas del cerebro implicadas con la atención y la motivación. En este caso, es justo lo contrario que el miedo, te estimula. 

¿Y cómo se introduce la sorpresa en la educación?

Hay trucos para hacerlo y hay que adaptarlo a cada edad. Los niños pequeños se sorprenden solos. Cualquier cosa les causa curiosidad. A partir de ahí, hay que trabajar con el cambio de ritmo en las aulas. No podemos estar una hora haciendo lo mismo, la motivación decae. Combinar trabajo en grupo, individual, ahora hablamos, ahora dibujamos... También sorprende el sentido del humor;quien lo tenga, que lo use. Y los chismes, que captan la atención. 

¿El cerebro es flexible?

Sí, pero va madurando progresivamente. Hay intervalos comunes, pero dentro de ellos cada uno va a su ritmo. Se nota al empezar a leer. Se prevé empezar con cinco años, pero un 40% de niños que no tienen el cerebro maduro a esa edad. Les madurará, pero a los cinco y medio, seis e incluso siete. Si les obligamos antes, no van a aprender. Hay que flexibilizar,  estar pendientes del ritmo madurativo y no exigirles más de lo que pueden dar. 

¿Son malas las nuevas tecnologías?

Si se usan con moderación, no es ningún peligro. El problema es si estas tecnologías suplen las relaciones cara a cara, el juego físico. 

¿Y el botellón?

Es un problema muy grave, no porque se encuentren entre ellos, que es fantástico. El problema es que el alcohol va haciendo mella. De hecho, evita que fijemos los aprendizajes hechos durante el día. Estar estudiando todo el día y hacer botellón por la noche es como no haber estudiado nada. 

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