“Me siento realizada en Ourense con mi trabajo”

Snizhana, en su puesto de envasadora de fruta. (MIGUEL SAMBRÉIJOME)
photo_camera Snizhana, en su puesto de envasadora de fruta. (MIGUEL SAMBRÉIJOME)

Snizhana Shynkliar es una de las mujeres que ha encontrado trabajo en la provincia, uno de los retos más difíciles que se encuentran los ucranianos llegados a Ourense. El empleo la mantiene con la mente ocupada, lejos de la familia que dejó en su país natal. Trabaja en la empresa hortofrutícula Legufrut, con sede en el polígono de San Cibrao. Esta compañía ya había liderado recogidas de material solidarias para enviar a Ucrania. Aquí están muy comprometidos con ella. “Solo tengo palabras de agradecimiento para los ourensanos. Es un colectivo que me anima. Todos los compañeros de trabajo me ayudan y me dan fuerza, me siento muy bien acogida”, dice Snizhana. 

La mujer habla de su rutina en el trabajo orgullosa: “Me dedico a envasar frutas y hortalizas, las coloco en cajas listas para el comercio. Las primeras semanas fueron difíciles porque no estaba acostumbrada a subir y bajar casas y resultó engorroso, pero hoy estoy dedicida y muy contenta de trabajar para financiar la vida de mis hijos en Ourense”. Al elegir la foto para el reportaje, prefiere posar en Lefugrut que en casa. En la empresa, los compañeros también están encantados con ella. 

Snizhana tiene un adolescente de 17 y una niña de 11 a su cargo. Al igual que el empleo conseguido, el apartamento en el que vive se lo facilitó una de las asociaciones solidarias que trajo ucranianos a Ourense. “Aquí me siento como en casa”. Cuenta que el pago del alquiler lo hacen las familias de acogida. Además de con sus hijos, vive con una mujer ucraniana mayor. “Somos como una familia. Digamos que ella es la ‘abuela’, están los dos nietos y yo”, dice. Sus hijos están escolarizados en centros educativos de la ciudad. 

Al hablar de futuro, Snizhana es tajante: “No se me ha pasado por la cabeza irme de Ourense. Me siento realizada con mi trabajo y, sobre todo, me siento con toda la seguridad que no tenía en mi país”. También está aprendiendo español, aunque, confiesa, “poco a poco”.

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