Un tío acusa a un sobrino de partirle los dientes con un bastón

El acusado, en la Audiencia. (Foto: Miguel Angel)
Paulo Rafael S.F., vecino de Ourense y de 43 años de edad, fue juzgado ayer en la Audiencia provincial por un delito de lesiones al causar al hermano de su madre, según el Ministerio Público, la pérdida o la inutilidad de un órgano o miembro no principal, o su deformidad, en este caso en referencia a media docena de piezas dentales, algunas necesarias 'para desarrollar la función de la masticación'.
El acusado, que negó ser el autor de las lesiones sufridas por su tío, apenas admitió haber estado el día de los hechos -el 14 de diciembre de 2007- en una cafetería situada en la calle Ramón Puga, en las proximidades del Complexo Hospitalario de Ourense, cuando en la misma entró su pariente. En ese momento, 'empezamos a discutir', pero antes de que las diferencias fueron a mayores, 'me marché de allí'. Una versión muy distinta a la de su sobrino la ofreció el denunciante. 'Le pedí que me pagase una deuda -señaló- y me agarró por el cuello y me pegó con un bastón en la boca'. No tuvo ninguna duda de que el autor del golpe había sido Paulo Rafael. Negó, por otra parte, que estuviese borracho en el momento de los hechos. A lo más, admitió que, puesto que no tenía un botiquín a mano para practicarse una cura de urgencia y calmar el dolor, se enjuagó la boca con vino. Y es que, como consecuencia del fuerte golpe recibido, el denunciante perdió seis piezas dentales.

El testimonio de los dos agentes de la Policía Nacional que acudieron al lugar unos diez minutos después de ocurridos los hechos -a eso de las nueve de la noche-, sirvió para situar al acusado en el lugar. El primero de los agentes en declarar sostuvo que, cuando llegaron a la calle Ramón Puga, 'ambos estaban allí'. De hecho, el primero le habría manifestado que habían mantenido 'una pelea' en la que se habían golpeado 'mutuamente'. El que habría salido más perjudicado, con sangre en la boca, era el hermano de su madre. De éste, poco en claro sacaron los agentes, ya que 'estaba algo ebrio y no se expresaba muy bien'.

Por todo ello, la fiscal solicitó para el acusado una pena de tres años y medio de prisión y una indemnización en concepto de responsabilidad civil de 6.897 euros. La defensa, por su parte, reclamó la libre absolución.

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