Los invitados del programa de Telemiño 'Punto crítico' debatieron sobre el Entroido y su arraigo en la provincia

Tradición versus transgresión

Felipe Ferreiro, Manuel Orío, Xosé Antón Fidalgo Santamariña, Nora Sola, José  Manuel Vázquez, Xosé Lois González y Jorge Gómez Barril. (Foto: JOSÉ PAZ)
Aunque tuviera su televisor con el sonido en off, cualquier espectador de Telemiño podría averiguar ayer sobre qué tema giraba el debate de 'Punto crítico'. Los curiosos bigotes lucidos por algunos de los invitados, como José Manuel Vázquez 'Casiano' y Xosé Lois González, no dejaban lugar a dudas: a un día del Xoves de Comadres, el Entroido había llegado al plató. La dicotomía entre la tradición y la modernidad, la convivencia entre los fieles a esta fiesta y los que no gustan de ella e incluso la denominación Entroido-carnaval fueron algunos de los asuntos que planearon sobre el debate.
Hubo quien, como Felipe Ferreiro, distinguió entre el Entroido -las celebraciones tradicionales de la provincia, como la de Xinzo y Verín, entre otras- y el carnaval -la celebración más urbana-. Otros, como Xosé Antón Fidalgo Santamariña consideraron que se trata dos denominaciones distintas relacionadas con la misma época del año (el inicio de la Cuaresma). Sin embargo, más allá de la denominación, lo que ninguno de los invitados puso en duda es el arraigo y el tirón que esta fiesta pagana tiene en la provincia. Para Casiano, la celebración en la ciudad es consecuencia de la 'herencia' recibida de la tradición de todas aquellas personas del rural que en su día se trasladaron a vivir a la capital y trajeron consigo su tradición carnavalera.

Para un clásico de esta celebración como Casiano, el Entroido 'é unha festa que funciona sen que a Administración gaste un duro, porque a xente participa e víveo'. Tanto es así que, a su juicio, los dos festivos locales deberían ser en estos días, trasladando la festividad de San Martiño al domingo más próxima al 11 de noviembre. 'Se non lle poñen festivos, é que os políticos cren pouco nesta festa. Gastan más nas do verán e non teñen tanta atracción', concluyó.

En este punto, en la repercusión económica de la fiesta como foco de atracción turística, coincidieron todos los invitados, aunque Manuel Orío se preguntó por qué todavía, en pleno siglo XXI, había que recurrir al Entroido para la crítica y la transgresión. Los incondicionales de la fiesta, en cambio, explicaron que la preparación del disfraz es ya por sí mismo un motivo de disfrute. Porque si algo quedó claro en el programa es que, más que para explicarlo con palabras, el Entroido es para vivirlo.

Te puede interesar