El turismo enológico como puerta de entrada

22-09-10 vendimia en la zona de la Ribeira Sacra, por A Teixeira
photo_camera Las bodegas de la Ribeira Sacra abren su trabajo a los turistas durante todo el año.

La apertura de las bodegas pretende servir de puerta de entrada a quienes, también desde el extranjero, desean conocer los vinos de la Ribeira Sacra.

Frutales, frescos, muy agradables, y poco marcados por la barrica. Así se definen los vinos de este lugar. Un cúmulo de casualidades, y la intervención inteligente de varios orensanos que viven del negocio del vino en Estados Unidos, llevaron a Obama a hacer pedidos a este rincón escondido de Europa. Pero la Ribeira Sacra, con sus visitas organizadas a los viñedos y sus planes de vacaciones para amantes del vino, se ha convertido por mérito propio en uno de los secretos mejor guardados del nuevo turismo español. Las bodegas, cada vez más volcadas con visitas guiadas, restaurantes, y complementos para abrir al mundo su trabajo, están recibiendo cada vez mayor demanda de turistas norteamericanos que aprovechan esos medios para interesarse por la producción de vino en la región.

Desde su apertura en 1996, Adega Algueira apuesta por el llamado enoturismo: “Nos parece fundamental en una denominación emergente y en un área llena de recursos, como son el paisajístico, románico, y vinícola”, explican, “la atención a los visitantes es una prioridad para nosotros, ofreciendo visitas explicativas y catas de vinos todos los días de la semana y esta actividad la complementamos con un restaurante anexo a la bodega en el que se ofrece gastronomía tradicional y con una embarcación que realiza paseos fluviales por el rio Sil, para acercar a los visitantes al paisaje y a la viticultura de la zona desde la perspectiva inmejorable del propio rio”.

La apertura de las bodegas pretende servir de puerta de entrada a quienes, también desde el extranjero, desean conocer los vinos de la Ribeira Sacra. “Lo importante es mantener un rumbo fijo, mejorando año a año cada uno de los procesos”, explican desde Ponte da Boga. “Creemos que es mas importante seguir con esa mentalidad”, opina Pedro Pérez, “en el momento en que cambiemos perderemos nuestra esencia y entonces dejaremos de ser Guímaro”. 

Uno de esos visitantes ilustres, el crítico John Gilman, impulsó los vinos de Algueira hace dos años, catando y puntuando muy positivamente la filosofía de esta bodega.

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