TRIBUNALES

Un año en la diana judicial

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photo_camera Los hermanos Deprado, en el edificio judicial de O Couto, durante una comparecencia el pasado verano.

La causa en que se investiga a los hermanos Deprado, ambos policías, por el asesinato de un compañero sigue engrosando tomos un año después de su detención. En este tiempo, poco ha cambiado: unos ven un homicidio y otros un suicidio.

Nueve de abril de 2016 y 19 de enero de 2018. O lo que es lo mismo, las fechas clave del sumario 797/2016 del Juzgado de Instrucción 3 de Ourense. El más controvertido, mediático y enrevesado de los últimos años en el ámbito penal.

Las diligencias comenzaron con "un delito sin especificar", el aparente suicidio de un agente que se autoinculpaba antes de morir en el robo de armas para perjudicar a compañeros y envío de anónimos incriminatorios contra ellos, y acabaron tiempo después con toda una retahíla de infracciones penales: homicidio, robo con fuerza, tenencia ilícita de armas, revelación de secretos, simulación de delito, denuncia falsa, injurias y calumnias. Nuevos delitos y protagonistas, dos policías, buenos amigos de la víctima, uno de ellos su exjefe en Formación y Prensa.

Hace ya casi tres años que apareció muerto, con un disparo en la cabeza, el policía nacional Celso Blanco (48 años) en la quinta planta de la Comisaría de As Lagoas. En ese mismo escenario, fueron halladas tres de las seis armas robadas en el búnker policial en agosto de 2014 y febrero de 2015. Una, la que le mató, estaba en su mano izquierda (era zurdo); otra a la vista, sobre un archivador encima de una mesa de la oficina, y una tercera en un cajón. Su pistola, una HK, modelo USP Compact, estaba guardada en la mesa del ordenador.

Hace ahora un año que la jueza instructora, Eva Armesto, basándose en 12 "indicios racionales", a lo que fue añadiendo otros nuevos en los últimos meses, hacía público el nombre de los sospechosos del crimen, los gemelos, también policías, Roy y Bernardo Deprado, tras casi dos años de secreto sumarial. Una decisión que transformó la vida de muchas personas: la de los dos investigados pero también la de la familia de la víctima. Según sus argumentos, basados en las pesquisas de la Policía Judicial de la Comisaría, los tres robaron las armas para sembrar la sospecha de corrupción policial y posteriormente surgieron disensiones entre ellos.

Pero dos mil folios después, la familia del fallecido, según su portavoz, el letrado Arturo Mosquera, "está algo más tranquila porque sabe que se está investigando una muerte en unas diligencias que acreditan lo que ellos siempre sostuvieron: no fue un suicidio.

Por contra, los investigados han vivido todo este año "con profunda preocupación y perplejidad" al verse señalados "en una causa en la que aún no se sabe si fue homicidio o suicidio", dice su abogado, Neil González, quien no acierta a entender cómo siguen imputados a estas alturas (en junio de 2018 pidió el sobreseimiento) "en diligencias huérfanas de pruebas". Los hermanos Deprado han estado 10 meses fichando todo los días (ahora una vez a la semana), con fianzas de 60.000 euros cada uno y"cuestionados en una localidad muy pequeña".

La fiscalía, a estas alturas, aún no descartó que Celso se hubiera suicidado (cuatro informes así lo determinan) mientras que el letrado de la acusación particular, Arturo Mosquera, subraya que las diligencias cada vez pintan peor para los gemelos pese al empeño de "no dejar investigar a la jueza". "Estoy absolutamente convencido -añade-que la instructora no da un solo paso en falso ni de forma injustificada en una investigación que lleva de forma minuciosa y con persistencia".

Pese a que la Unidad de Análisis de Conducta de la Policía considera "poco probable" el suicidio, el abogado de los sospechosos sostiene que "no hay una sola prueba que sitúe a mis clientes en la quinta planta de la comisaría el 9 de abril de 2016". Asegura que Roy dejó aparcado el coche en las instalaciones de As Lagoas para ir al Centro Comercial Ponte Vella y su hermano, a la hora de la muerte, estaba a varios kilómetros, en el complejo deportivo Monterrei y "su teléfono así lo confirma".

Sin embargo, Mosquera dice que las explicaciones no le convencen. "Creo que no se ha explicado claramente por qué aparece ADN de ellos en un papel con restos de pólvora en el suelo, junto al cadáver", señala. 


Irrumpen en escena viejos y nuevos actores


La instrucción, que se materializa  en más de 5.000 folios, sigue engordando con más testificales y pruebas periciales, además de recursos. Han  irrumpido viejos y nuevos actores  a través de la querella de Antonio Rodríguez (imputado en la Zamburiña) contra  los gemelos-la Audiencia lo apeó como acusación particular-  y otra del SUP como acusación popular. Y previendo que aún queda mucho hilo para este ovillo, la  jueza prorrogó la instrucción 36 meses, con la oposición de la fiscalía.  Sin olvidar que hay una parte del sumario que aun es secreta.

El último informe  estima factible que el repetidor  de telefonía que da cobertura a la casa de Celso  localizara el móvil de Bernardo entre  las 14.25  y 14.30 en virtud del recorrido que este dice que hizo para ir a Monterrei desde su casa de Toén: pasó por Marcelo Macías-Jardín del  Posío-avenida de Zamora.

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