El Xardín do Posío de Ourense agoniza 41 meses después de la reforma prometida

El Concello acaba de aprobar un nuevo cambio del proyecto de rehabilitación del Xardín do Posío y los retrasos desesperan a los vecinos, indignados por un símbolo que languidece: “El estado es deplorable”

Uno de los espacios verdes más emblemáticos de la ciudad languidece y vive sus momentos más tristes. El Xardín do Posío resiste entre baldosas rotas, barandillas oxidadas, juegos infantiles inseguros, cristales rotos, una cafetería cerrada desde hace año y medio, un abandonado estanque -otrora símbolo-y parte de la verja exterior rota tras la caída de un árbol de grandes dimensiones. 

Más de un cuarto de siglo después del último gran proyecto para realzar este icónico espacio, el Concello de Ourense sigue encadenando retrasos e incapaz de darle el lavado de cara que merece esta zona verde de más de 16.000 metros cuadrados. Ahora sobrevive a base de parches (que mantienen el Posío cercado por vallas), el último hace unas semanas, con una operación de “cementazo” en una parte, que no hizo más que afear la ya de por sí depauperada puerta de acceso al Casco Vello.

El Concello activó la reforma integral en agosto de 2019, de la mano del entonces concejal de Medio Ambiente, el popular Jorge Pumar. El edil encargó el proyecto tras las continuas protestas vecinales -llegaron a manifestarse por un Posío “digno”-. En enero de 2020, se reunió un grupo de trabajo con políticos, expertos y  vecinos y en verano de ese mismo año estos últimos dieron el visto bueno al plan. Tras las idas y venidas del gobierno municipal, en septiembre de 2021 Pumar presentaba  el proyecto de reforma, con una inversión de 2,78 millones. 

Después, otra ruptura del gobierno y un cambio en el proyecto original que el gobierno local ha escondido. Según pudo saber este periódico, el Concello aprobó este modificado del proyecto a finales de diciembre, mientras la ciudad lleva esperando tres años y medio por la licitación de una obra anunciada a principio de mandato.

Los usuarios se desesperan, como manifiesta un vecino, José Manuel Fernández Fariñas. “El estado es deplorable, y eso que le dieron algo de vida con el obradoiro de jardinería”, comenta. Como usuario desde niño, relata cómo “cayó en desuso y es una de las zonas que más se empobreció. Allí nos criamos generaciones y actualmente está en abandono. Se perdió la esencia”. Y es que apenas quedan animales -ayer se veían dos patos en el estanque y un pavo real en la pajarera, acompañado de especies de ave que se contaban con los dedos de una mano-. La cafetería cerró en septiembre de 2021 y con ella se fue la persona que cuidaba de los animales: “Para mí perder el bar fue el último gran error y acabó por cortar la conexión con esta zona. Antes había vidilla, Jose (dueño del bar) cerraba las puertas, alimentaba a los animales… Ahora a ciertas horas prefiero ni pasar”.

La zona infantil no se salva. Una de las madres lamentaba ayer que “solo algunas partes tienen goma, aunque deforme y desgastada”, mientras contaba cómo “no son pocas las veces que los niños se caen al estar todo levantado por las raíces de los árboles”. Y protesta con firmeza: “Lo que más me molesta es que se supone que esto es un jardín botánico y no queden árboles, y los que hay están cayéndose”.

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