El experimento de un grupo de investigadores españoles prolongó la vida de ratones en un 24%

Desarrollan una terapia con la que retrasar el envejecimiento

María Blasco, que lideró el equipo de investigadores que desarrolló el proyecto antienvejecimiento.
Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han probado con éxito la primera terapia génica contra el decaimiento del organismo asociado al envejecimiento. Por el momento, la 'terapia antienvejecimiento' ha conseguido, con un solo tratamiento, prolongar la vida de ratones hasta en un 24 por ciento.
El trabajo, que publica hoy la revista 'EMBO Molecular Medicine', desarrolla una estrategia nunca antes empleada para combatir el envejecimiento, se trata de un tratamiento efectivo y seguro -en el modelo animal-, que actúa directamente sobre los genes, pero que se aplica a animales adultos, y una única vez.

Liderado por la directora del CNIO, Maria A. Blasco, el grupo de investigadores del Centro de Biotecnología Animal y Terapia Génica de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), trataron a ratones adultos, de un año de edad, y viejos, de dos años. En ambos casos la terapia génica tuvo un efecto 'rejuvenecedor', escriben los autores.

Los ratones que fueron tratados al cumplir el año vivieron, de media, un 24 por ciento más; y los de dos años, un 13 por ciento más. Así, la terapia consistiría en lograr que las células expresen telomerasa, la enzima que 'ralentiza' el 'reloj biológico'. En general, la terapia mejoró sensiblemente la salud de los animales, retrasando la aparición de enfermedades asociadas a la edad -como la osteoporosis y la resistencia a la insulina- y mejorando los valores de indicadores de envejecimiento, como la coordinación neuromuscular.


EXPERIMENTO GENÉTICO

La terapia se basa en tratar al animal con un virus cuyo ADN ha sido modificado, concretamente sustituido por la enzima telomerasa, uno de los genes más importantes para el envejecimiento. La telomerasa repara los extremos de los cromosomas, los llamados telómeros, y al hacerlo frena el reloj biológico de la célula y por ende del organismo. El virus, al infectar al animal, actúa como un vehículo que deposita el gen de la telomerasa en las células.

El gen de la telomerasa, no obstante, sólo está activo en la mayoría de las células antes del nacimiento; las células del organismo adulto, salvo excepciones, no tienen telomerasa. La excepción son las células madres adultas y las cancerígenas, que se dividen sin límite y son por tanto inmortales. Precisamente, ese riesgo de promover el desarrollo de tumores siempre había supuesto un obstáculo en las terapias antienvejecimiento basadas en la telomerasa.

Los investigadores destacan que los animales de este ensayo no han desarrollado cáncer. Los investigadores lo atribuyen a que la terapia comienza cuando los animales ya son adultos, y por tanto no tienen tiempo de provocar la aparición de tumores. El virus empleado para llevar el gen de la telomerasa a la células deriva de otros no patógenos en humanos, son 'muy seguros, ampliamente usados en terapia génica con un gran éxito en el tratamiento de la hemofilia y enfermedades oculares', según el informe de la investigación.

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