El 'boom' de las redes sociales y la universalización de internet son relevados por nuevos sistemas de almacenamiento de información y software on-line. El usuario se olvidará de las actualizaciones

El disco duro da paso a una 'nube' universal y etérea

Participantes en un encuentro de Xuventude Galicia Net, en Santiago. (Foto: Archivo)
Las compañías tecnológicas se preparan para la gran revolución web de la llamada 'computación en la nube', un fenómeno que suena etéreo e inocuo pero que conlleva peligros reales asociados al secretismo de los centros de datos.
La popularización de los dispositivos portátiles, cada vez más pequeños, potentes y asequibles, y la universalización de internet ha favorecido el florecimiento de servicios informáticos a los que se accede por la red sin necesidad de instalar un software concreto o de almacenar la información en un disco duro. Ese ciberespacio, también llamado nube, no es nuevo y tiene como abanderado al 'e-mail' pero su potencial excede con creces a la mera revisión de correspondencia virtual.

Actualmente ya existe multitud de software on-line creado por entidades como Microsoft, Oracle o Google, aunque el 'boom' de las redes sociales y las aplicaciones, cada vez más integradas en la vida cotidiana, dibuja un futuro halagüeño a esta nueva dimensión. 'Todos los aparatos se conectarán a la nube, cada uno para un uso concreto', explicó Jamin Spitzer director de Estrategia en la Nube de Microsoft. 'Una nevera podrá interactuar con su propietario a través de una base de datos y avisarle al teléfono para que compre más leche porque la que tiene se ha agriado', citó como ejemplo Spitzer.

Una de las grandes ventajas de operar en la nube es que el usuario se puede olvidar por completo de mantenimiento, actualizaciones, seguridad asociada a los programas y gana en ubicuidad, sus archivos viajan con él donde quiera que vaya. A cambio, el internauta debe confiar en que su información privada, alojada en algún lugar que ignora, quedará protegida con extrema cautela por una compañía que desconoce.

'Los datos no tienen fronteras', aseguró Spitzer para quien las legislaciones relativas al almacenamiento de información tienen que ponerse al día con el desarrollo tecnológico. Los Estados, no obstante, ven con inquietud como la nube se hace más grande y va absorbiendo contenidos más o menos confidenciales que quedan depositados en centros de datos, muchos de ellos de titularidad privada y cuyas actividades carecen de transparencia para proteger la privacidad de sus clientes.


EL PROBLEMA DE LAS LEYES

El problema es que, si bien internet no entiende de soberanías, Gobiernos como el de EE.UU., donde se encuentran gran parte de esas plantas de alojamiento de información y computación a distancia, cuentan con leyes que, en nombre de la seguridad nacional, autorizan a intervenir cualquier ordenador situado en su territorio. Para atender a ese atractivo y, presumiblemente, lucrativo negocio que derivará de esas tecnologías web, las grandes empresas han puesto en marcha numerosos proyectos de construcción de nuevos centros de datos. Apple, Facebook o Yahoo! son algunas de las compañías que están invirtiendo cientos de millones en ampliar su capacidad para gestionar datos en la nube, un terreno en el que Microsoft y Google llevan la delantera.

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