El kiwi, conocido originalmente con el nombre de mihoutao, melocotón de mono, o de yangtao, fruta del río Yang, es una planta trepadora, originaria de China. Fue introducida en Nueva Zelanda a principios del siglo XX, donde inicialmente se utilizó en jardinería como planta ornamental, denominándosele grosella china. Pronto sería cultivada con fines comerciales utilizando estructuras de conducción y soporte a modo de parras. A mediados de dicho siglo se comenzó a llamarle kiwi. El nombre se tomó del sonido que emite el ave denominada “kiwi”, símbolo nacional de Nueva Zelanda, perteneciente al género Apteryx. Además, tanto el ave como el fruto son pequeños, marrones y peludos. Los neozelandeses, para diferenciarlos, se refieren al fruto con el nombre de kiwifruit. En castellano es conocido como kiwi, kiwi verde, kivi, quivi o actinidia.
Las especie más comercializada de kiwi es la Actinidia deliciosa o kiwi de carne verde. La mayoría de los autores concuerdan en que su nombre genérico proviene del griego actinos que significa “rayo”, haciendo referencia a los estilos radiantes de sus flores. El epíteto hace referencia a sus frutos “deliciosos”.
Es una especie semileñosa, de porte arbustivo y vigoroso, que puede alcanzar hasta los diez metros de altura. Las ramas más viejas se caracterizan por ser grisáceas y rugosas. Sus hojas, caducas, son alternas, ovales o casi redondeadas, acorazonadas en la base y dotadas de un largo peciolo. Las jóvenes, de color verde oscuro en su parte superior y blanquecino en la inferior, poseen nervaduras de color claro y están recubiertas de una vellosidad rojiza. Sus bellas flores, con cinco o seis pétalos inicialmente de color blanco y después blanco cremoso, poseen una agradable fragancia. Se presentan bien solitarias o en grupos de tres. Es una especie dioica, es decir, las flores masculinas están en distinto pié de planta que las femeninas. Los estambres son numerosos en ambas, si bien las femeninas carecen de polen viable. Para que se produzca la polinización, la cual viene realizada principalmente gracias a las abejas, los dos sexos deben plantarse muy cercanos. También resulta efectiva la polinización manual. Su fruto, comestible, es una baya oval con piel delgada de color verde parduzco y densamente cubierta de pelillos de color marrón. La pulpa es de color verde brillante, jugosa y con numerosas y diminutas semillas de color negro dispuestas en torno a un corazón blanquecino. Su propagación puede llevarse a cabo por semilla, por estaca o injerto. Su sabor tiende al ácido. Para conservarlos, incluso hasta los cinco meses, conviene someterlos a temperaturas que ronden los cero grados. A partir de mediados de los años setenta del siglo pasado, debido a su exquisito fruto, su cultivo se extendió a muchos otros países con clima templado. Crece bien en suelos bien drenados y ricos en humus, preferentemente areno-arcillosos y con buena cantidad de agua. Son sensibles tanto a las heladas como a los vientos fuertes los cuales destrozan las ramas jóvenes.
Posee un alto contenido en vitamina C, muy superior al de las naranjas. Además, el kiwi es un fruto rico en luteína, compuesto que reduce el riesgo de degeneración macular, el glaucoma y las cataratas. Favorece la salud cardiovascular y es un aliado en la prevención del cáncer. Ayuda a controlar la presión sanguínea. Contiene asimismo, un índice glucémico bajo, por lo cual es adecuado para ser consumido por personas que padecen diabetes. Por su alto contenido en fibra es también aconsejable para personas que padecen estreñimiento y diverticulitis. Es rico en hierro, magnesio, cobre y potasio. Su consumo fortalece los huesos y favorece el desarrollo del sistema inmunitario. Es, al mismo tiempo, antiinflamatorio y antialérgico. No engorda, favorece la digestión y tiene un poderoso efecto de producir sensación de saciedad. Debido a su alto contenido en carotenoides y serotonina, consumidos por la noche pueden constituir un remedio natural para combatir el insomnio.
Además del kiwi verde, que es la especie mayormente cultivada y comercializada, también existen plantaciones, aunque en menor cantidad, de Actinidia chinensis o kiwi amarillo, llamado así por su pulpa amarillo brillante. Esta especie posee una menor acidez y mayor dulzor, pero es más susceptible a la acción patógena de ciertas bacterias.
Actualmente, los países mayores productores de kiwis son China, Nueva Zelanda, Italia, Chile, Grecia, Francia y Turquía. En Galicia se da muy bien, especialmente en las provincias con costa atlántica, es decir, A Coruña y Pontevedra, donde se concentra la mayor producción de este fruto en España. Su cultivo, aquí, comenzó en 1969, en las zonas de Gondomar, Tomiño y Tui, extendiéndose a otras como el valle del Salnés.
El fruto se utiliza para la elaboración de mermeladas, macedonias, postres o batidos. Combinado con alimentos salados, aporta un sabor excepcional. Es particularmente agradable el puré de kiwi con un poco de mostaza como acompañante de los asados de cerdo o ,cortado en finas rodajas y aliñado con hinojo salvaje y una salsa de aceite, sal, pimienta y azafrán, como complemento del carpaccio de pez espada. Se emplea, también, para reblandecer carnes antes de asarlas. Puede comerse mezclado con yogur o directamente, pelado o con una cuchara, una vez cortado por la mitad.
En Galicia se da asimismo muy bien la Actinidia arguta, el baby kiwi, mini kiwi o kiwi enano, más conocido con el nombre gallego de kiwiño. Es una especie más resistente al frío; sus raíces son más superficiales que las del kiwi, sus flores son blanco-crema y sus frutos, del tamaño de una nuez o de un tomate pera cherry, son de color rosáceo, de piel fina desprovista de vellosidad y sabor dulce. Posee muchos nutrientes y antioxidantes, y presenta una concentración de vitamina C unas ocho veces superior a la del kiwi normal. El nombre gallego kiwiño se está imponiendo en el mercado.
