Las enfermedades psicóticas podrían ser diagnosticarse precozmente desde sus indicios a través de síntomas como un estado de ánimo depresivo, hiperactividad y distraibilidad, según la investigadora Marta Arrasate.
Arrasate defiende en su tesis 'Valor predictivo de la sintomatología afectiva en primeros episodios psicóticos' la posibilidad de hacer un diagnóstico precoz de estas enfermedades a través de su sintomatología afectiva.
Se trata del primer doctorado europeo llevado a cabo en la Unidad de Álava de la Facultad de Medicina de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y ha sido codirigido por Ana González-Pinto, Premio Nacional 2010 de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica.
Arrasate señala a los síntomas pertenecientes a la dimensión activación (verborrea, distraibilidad o hiperactividad) como los mejores indicadores de las enfermedades psicóticas.
La investigadora ha llevado a cabo el estudio sobre una muestra de 112 pacientes hospitalizados con un primer episodio psicótico, y ha analizado el valor predictivo de los síntomas afectivos que mostraban en tres momentos puntuales, el ingreso inicial, el tercer año y el quinto año.
Para poder valorar los resultados, ha agrupado los diferentes síntomas afectivos en dimensiones (se ha basado en un estudio previo sobre pacientes con trastorno bipolar para esta clasificación), y las ha asociado con variables como el número de recaídas, ingresos o intentos de suicidio.
Según las investigaciones de Arrasate, la dimensión activación y la maniaca son las que mejor caracterizan el trastorno bipolar. Sin embargo, la dimensión maniaca está ausente en los primeros episodios y, además, la que sí está presente en estos inicios es la dimensión depresiva, lo que puede llevar a confusiones y a no poder emitir un diagnóstico temprano y correcto.
Al parecer los síntomas afectivos podrían discriminar entre diferentes psicosis, y contribuir a un diagnóstico temprano en el curso de su evolución. De hecho, el tribunal evaluador de la tesis de Arrasate ha instado a informar sobre estos hallazgos a los expertos responsables de revisar los criterios diagnósticos de las enfermedades mentales a nivel mundial.
Se trata del primer doctorado europeo llevado a cabo en la Unidad de Álava de la Facultad de Medicina de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y ha sido codirigido por Ana González-Pinto, Premio Nacional 2010 de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica.
Arrasate señala a los síntomas pertenecientes a la dimensión activación (verborrea, distraibilidad o hiperactividad) como los mejores indicadores de las enfermedades psicóticas.
La investigadora ha llevado a cabo el estudio sobre una muestra de 112 pacientes hospitalizados con un primer episodio psicótico, y ha analizado el valor predictivo de los síntomas afectivos que mostraban en tres momentos puntuales, el ingreso inicial, el tercer año y el quinto año.
Para poder valorar los resultados, ha agrupado los diferentes síntomas afectivos en dimensiones (se ha basado en un estudio previo sobre pacientes con trastorno bipolar para esta clasificación), y las ha asociado con variables como el número de recaídas, ingresos o intentos de suicidio.
Según las investigaciones de Arrasate, la dimensión activación y la maniaca son las que mejor caracterizan el trastorno bipolar. Sin embargo, la dimensión maniaca está ausente en los primeros episodios y, además, la que sí está presente en estos inicios es la dimensión depresiva, lo que puede llevar a confusiones y a no poder emitir un diagnóstico temprano y correcto.
Al parecer los síntomas afectivos podrían discriminar entre diferentes psicosis, y contribuir a un diagnóstico temprano en el curso de su evolución. De hecho, el tribunal evaluador de la tesis de Arrasate ha instado a informar sobre estos hallazgos a los expertos responsables de revisar los criterios diagnósticos de las enfermedades mentales a nivel mundial.
