Estado alemán indemnizará al secuestrador y asesino de un menor por amenazas

El estado federado alemán de Hesse (oeste) deberá indemnizar con 3.000 euros al secuestrador y asesino de un menor, actualmente en la cárcel, que fue amenazado con ser torturado para tratar de hacerle confesar el paradero del niño, de once años.

La Audiencia de Fráncfort dictó hoy sentencia a favor del querellante, Magnus Gäfgen, de 36 años, quien reclamaba 10.000 euros por las secuelas psíquicas sufridas como consecuencia de las amenazas de tortura que le hizo la policía durante el secuestro.

El caso se remonta a septiembre de 2002, cuando Gäfgen secuestró a Jakob von Metzler, hijo de un banquero, al que ahogó poco después de haberlo raptado, tras lo cual escondió su cadáver a orillas de un lago.

Pese a la muerte de su rehén, el secuestrador -que había sido profesor del muchacho- siguió exigiendo y cobró el dinero del rescate, un millón de euros.

Al día siguiente de hacerse con ese botín, Gäfgen fue detenido con su novia en el aeropuerto, tras lo que empezó el interrogatorio policial.

En una primera declaración reveló el hipotético paradero del muchacho, que resultó falso, tras lo cual el subdirector de la policía de Fráncfort le amenazó con torturas insufribles para tratar de arrancarle una confesión.

Por entonces el policía confiaba aún en encontrar al niño con vida y, según explicó posteriormente, con su amenaza trató simplemente de salvar la vida del menor.

El secuestrador y asesino fue condenado en julio de 2003 a cadena perpetua.

El subdirector de la policía Wolfgang Daschner fue suspendido poco después de servicio por su forma de proceder y condenado a pagar una multa de 10.000 euros por coacción al detenido.

La Audiencia consideró hoy en su sentencia que con la amenaza de tortura se vulneraron los derechos del sospechoso, aunque rebajó la indemnización a 3.000 euros.

El caso de Gäfgen levantó en su momento una fuerte polémica en Alemania y dividió las opiniones entre el rechazo tajante a la tortura y la prioridad de tratar de salvar la vida de un rehén, en este caso un niño.

Gäfgen era en el momento de su secuestro estudiante de derecho y exprofesor particular del menor, al que secuestró cuando regresaba a su casa en el autobús de la escuela.

El secuestrador actuó con relativa facilidad, puesto que el niño lo conocía, y luego lo amordazó con una cinta aislante, lo que provocó su muerte por asfixia.

Ese mismo día exigió a la familia un rescate de un millón de euros, con el que, según declaró en el posterior juicio contra él, pretendía mejorar su nivel de vida.

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