Un granja gallega de Mesía produce el primer yogur ecológico para niños

Vista de los primeros yogures ecológicos para niños. (Foto: Pepe Ferrín)
La granja Casa Grande de Xanceda, segunda productora de leche ecológica en España, presentó hoy el primer yogur ecológico para niños, con el que espera alcanzar una cifra anual similar a la de su otra línea de producción, 200.000 kilos que se suman a los 1,2 millones de litros de leche ecológica que cada año sale de estas instalaciones en la localidad de Mesía.
‘En un mundo dominado por grandes multinacionales, nosotros somos una pulga y, si no innovamos, no hacemos nada’, afirmó esta mañana durante la presentación, el presidente de Casa Grande de Xanceda, Juan Fernández-Armesto, dedicado profesionalmente al arbitraje internacional y ex-presidente de la CNMV desde 1996 a 2000, a quien circunstancias personales le llevaron a ‘coger las riendas’ de esta instalación.

Tras desterrar su idea inicial de dedicarse a la producción de quesos gourmet, en 2002, y tras la muerte de su padre, el periodista Augusto Assía, quien había fundado Casa Grande de Xanceda con 30 reses procedentes de Canadá, Fernández-Armesto puso en marcha la producción de leche ecológica, un camino que hoy lo ha llevado a presentar este nuevo yogur, que pretende esté no sólo en los comercios tradicionales, sino también en la alimentación escolar.

Por eso, dijo, el lema propuesto es que ‘cada día, cada niño, en cada escuela gallega, consuma un yogur ecológico’, de ahí que se hayan iniciado los contactos para introducirlo en los comedores escolares, donde comen entre un 20 y un 32% de niños y niñas en edad escolar.

Por el momento, la primera en apostar por la compra de este nuevo producto ha sido la multinacional sueca Ikea que, desde el 15 de agosto lo introducirá en los menús infantiles de sus centros del territorio nacional.

Esto en cuanto a grandes compradores, pero con la intención de potenciar la venta directa a particulares, hoteles o casas rurales ha establecido una alianza con una pequeña empresa de reciente creación de la zona, Sangar, a cuya cabeza está una emprendedora y que será la encargada de una distribución más personalizada.

Las 170 hectáreas repartidas en 30 prados permiten a las 300 vacas que hay en la actualidad pastar a sus anchas en un paraje a medio camino entre A Coruña y Santiago y que, apartado de toda la vorágine urbana, permite que se produzcan 1,2 millones de leche al año, convirtiéndose así en la segunda productora de leche ecológica siguiendo a una instalación madrileña, que alcanza 1,5 millones de litros anuales.

A esta cifra se une la de los yogures, bajo pedido porque no son de larga conservación y no se pueden permitir stocks, pero la media se calcula en 10.000 al día, ‘todos procedentes 100% de leche fresca de esta granja’, una característica que obliga a que el proceso sea mucho más largo que en otras instalaciones más industrializadas, explica Guillermo Martínez, director comercial.

Así, mientras la media de producción para un yogur en la industria láctea es de tres horas, aquí es de diez, y la cantidad de leche empleada para un envase de 150 gramos, es de 270, a lo que se añade, dicen sus responsables, muy poco azúcar y fruta natural para las variedades de frutas del bosque, melocotón o fresa.

Una fruta que traen de Austria, el ‘único proveedor constante que hemos logrado encontrar para que abastezca todo el año’, explica Martínez, un país del que también procede un preparado ecológico que permite mayor cremosidad a estos lácteos.

Otra de las diferencias, argumenta este directivo, es la esperanza de vida de una vaca de una explotación industrial, que es de dos a tres años durante los que da una media de entre 40 y 50 litros de leche diario, mientras que aquí pueden vivir nueve, la edad natural de estos animales, de los que diariamente se extraen 23 litros de leche.

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