Francisco invitó ayer a los sacerdotes a no ser simples gestores, sino pastores 'con olor a oveja'

Un libro recoge la cercanía del papa como 'párroco de barrio'

Francisco, en el lavatorio de pies.
El papa Francisco fue un 'párroco de barrio' que no se contentaba con saber sólo el nombre de sus feligreses, sino que quería conocer también hasta el nombre de sus perros y demás mascotas. Esta es una de las muchas anécdotas sobre Jorge Mario Bergoglio que atesora el periodista argentino Armando Rubén Puente porque las ha vivido él en persona o se las ha contado gente muy cercana al ahora cabeza de la Iglesia, y que recoge en el libro 'Papa Francisco, cómo piensa el nuevo pontífice' (Libroslibres).
Al hasta hace poco cardenal-arzobispo de Buenos Aires le define como 'párroco de barrio' y hombre de 'fácil charla' que solía devolver personalmente todas las llamadas telefónicas diciendo: 'Soy el padre Bergoglio, ¿qué quería usted?'. 'Tengo que conocer el nombre de mis feligreses y el nombre de los perros de mis feligreses', llegaba a decir, lo que demuestra su 'cercanía' a la gente, manifiesta el autor.

Este libro sobre Francisco sirve además para conocer sus inquietudes e ideas sobre temas de actualidad. Así, sobre el aborto subraya que 'estamos en presencia de un ser humano', y del matrimonio homosexual que 'no es lo mismo el matrimonio que la unión de dos personas del mismo sexo, distinguir no es discriminar sino respetar'.


CRISIS DE IDENTIDAD

El papa Francisco invitaba ayer a los sacerdotes a superar su crisis de identidad y les pedía que no sean meros gestores sino mediadores entre Dios y el pueblo, durante la Misa Crismal en la Basílica de San Pedro, concelebrada por cardenales, obispos y casi 1.600 sacerdotes, diocesanos y religiosos, presentes en Roma.

Concretamente, destacó que la llamada 'crisis de identidad sacerdotal amenaza a todos y se suma a una crisis de civilización'. Por ello, ha invitado a 'navegar su ola' para meterse 'mar adentro en nombre del Señor y echar las redes'. 'El que no sale de sí, en vez de mediador, se va convirtiendo poco a poco en intermediario, en gestor', dijo Francisco, al tiempo que advirtió de que el intermediario y el gestor 'ya tienen su paga y, puesto que no ponen en juego la propia piel ni el corazón, tampoco reciben un agradecimiento afectuoso que nace del corazón'. De ahí, según el papa, proviene 'precisamente la insatisfacción de algunos, que terminan tristes y convertidos en una especie de coleccionistas de antigüedades o bien de novedades, en vez de ser pastores con olor a oveja, pastores en medio de su rebaño, y pescadores de hombres'.

Francisco ofició también, en la cárcel romana de menores de Casal del Marmo, la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo, durante la cual lavó los pies a doce jóvenes allí recluidos, entre ellos dos muchachas, una católica y otra musulmana, imitando lo hecho por Jesús con los doce apóstoles.

'Esto es lo que Jesús nos enseña y esto es lo que yo hago. Es mi deber, me sale del corazón y amo hacerlo', dijo el papa Bergoglio cuando se disponía a lavar los pies a los doce muchachos.

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