Crisis, recortes y corrupción, junto a la crítica a políticos, banqueros y famosos del corazón inspira el arte fallero que engalana Valencia con las fallas 'grandes' que amanecieron ayer plantadas en toda la ciudad.

Sátira y arte en Valencia

Un ninot representa a Iñaki Urdangarin en una de las fallas. (Foto: J.C. CÁRDENAS)
Con el cielo encapotado y algún tímido rayo de sol, Valencia amaneció ayer con sus casi 800 fallas ya plantadas tras una noche de insomnio en la que, con permiso de la tregua dada por el viento, falleros y artistas se afanaron en ultimar a contrarreloj el montaje de los monumentos más grandes.
A primera hora, el entorno de los monumentos, especialmente los de las once fallas que compiten por el trono a la mejor en la Sección Especial, ya era un hervidero de turistas y visitantes que armados con sus cámaras y móviles querían inmortalizar el efímero arte fallero que en unos días será devorado por el fuego.

Con un presupuesto total próximo a los ocho millones de euros, las fallas de 2013 han puesto en el punto de mira de su sátira una actualidad marcada por casos de corrupción como Nóos, Emarsa o Bárcenas y los recortes y las tijeras, sin olvidar a gente del 'famoseo' y del mundo del deporte.

No escapan de la caricatura fallera la canciller alemana Angela Merkel como maestra de 'recortes' a parte del equipo de Gobierno español encabezado por Mariano Rajoy; o el president de la Generalitat, Alberto Fabra, y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, como 'pedigüeños'. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, como 'cobrador del frac', la reina, el rey y Froilán, estos dos últimos escopeta en mano, y echando a un abatido Iñaki Urdangarin o los deportistas Iker Casillas, Pau Gasol y Alberto Contador como 'ministros' que luchan por salir de la crisis también engrandecen la sátira fallera.

El ERE de Canal Nou, el mundo fallero, el erotismo o la subida del IVA también son excusas perfectas para la sorna de los artistas falleros, que tampoco renuncian a tocar la fibra sensible del espectador con escenas de gran ternura.

La falla municipal, con un presupuesto de 200.000 euros y obra de los artistas Miguel Santaeulalia y Agustín Villanueva, se alza 23 metros hacia el cielo y con 30 figuras en varias escenas hace una alabanza caricaturesca de la fiesta en apoyo a su reconocimiento como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Pero las fallas que más interés despiertan entre turistas y valencianos son las de categoría especial, que analizan y denuncian la actualidad a través del viaje de Ulises en la Odisea, del poder del dinero o usando como excusa el negro futuro por los recortes o dando un lugar destacado a los feos.

Estos monumentos, que alcanzan entre 16 y 22 metros de altura, apuestan por innovar en la escenificación o con obras casi de ingeniería. Este año también representan la inestabilidad de la sociedad en un castillo de naipes y homenajean un Japón ideal, el fuego y la pólvora o hacen un repaso a la fauna ibérica.

Al coincidir con un largo puente festivo, la Fallas esperan la visita de un millón de personas, entre valencianos, vecinos de otros pueblos y turistas, con una ocupación que rondará el 85 por ciento, pero que ya alcanza el cien por cien en algunos hoteles de la ciudad, con un impacto económico que se ha cifrado en ochocientos millones de euros.

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