ÁREA LABORAL

Torera, bombera, taxista, 
la mujer aún es la excepción

Ámbitos laborales tradicionalmente masculinos comienzan a ser ocupados por el sexo femenino.

Con sólo 17 años, Belén Eugenio tiene clara su vocación de torera, por lo que no ha dudado en apuntarse a la Escuela de Tauromaquia de Madrid para aprender. Como ella, una bombero, una taxista y una transportista de mercancía lidian cada día en ámbitos laborales donde ser mujer es la excepción. La vocación le llegó hace un año, cuando asistió a una capea junto a su tío, el banderillero Alberto Madrid, y se enfrentó por primera vez cara a cara a una vaquilla, aunque a Belén siempre le llamó la atención el mundo del toreo y ya desde pequeña iba a corridas y novilladas con sus padres y su hermana. "Mis amigos se lo toman un poco a broma, se piensan que no es para tanto", dice Belén, y no hay más que ver su rutina diaria para darse cuenta de que su amor por los toros es más que una afición.

Desde La Adrada, el pueblo de Ávila en que reside, tarda dos horas en llegar a la Escuela de Tauromaquia de Madrid 'Marcial Lalanda' y donde le enseñan de desde cómo limpiar los capotes hasta cómo entrar a matar. Estudia segundo de Bachillerato de Ciencias y le gustaría hacer una carrera, si es posible Veterinaria, pero no deja de soñar con convertirse en torera y seguir los pasos de Cristina Sánchez, la única mujer que hasta la fecha ha logrado triunfar en un mundo plagado de nombres masculinos. De hecho, en la escuela de los 50 alumnos, entre 12 y 18 años de edad, sólo hay otra chica, Cristina, que se ha convertido en su compañera inseparable porque, según Belén.



BOMBERA

La jefa del cuerpo de Bomberos de Madrid, Pilar Hernán, sabe que en su profesión la mujer no es habitual (donde trabaja sólo hay nueve de 1.268 efectivos), pero aún así se lo toma con naturalidad. "Te tiene que gustar para poderlo hacer". de pequeña nunca llegó a decir que quería ser bombero, como ocurre con muchos niños. Se licenció en Ciencias Químicas pero después de trabajar con una beca en el CSIC y ver que había "pocas salidas", decidió estudiar la oposición. En su familia no se sorprendieron porque siempre fue "muy activa" con el deporte (escalada y espeleología).

A Susana Garrido le ocurre lo mismo cada vez que se monta en su furgoneta, con la que recorre a diario entre 300 y 500 kilómetros por distintos puntos de la Comunidad de Madrid. "A veces en la carretera se me quedan mirando pensando '¡qué narices tiene!', señala. Nunca pensó que acabaría dedicándose a transportar mercancía, pero ya lleva tres años ejerciendo una profesión que heredó de su marido cuando enfermó de cáncer y en la que ha notado cambios físicos a fuerza de cargar y descargar cajas y valijas repletas de documentos. "He ganado corpulencia y mis brazos son e doble", cuenta entre risas.

Raquel Valero lleva ya trece años trabajando como taxista y, aunque considera que en este sector cada vez hay más "conciencia" por la igualdad entre sexos (en torno a un 10 % de las conductoras de la Comunidad son mujeres), cree que todavía persiste un "machismo" que lleva a algunos dueños de taxis a plantearse contratar a una mujer. En su caso, empezó como autónoma para echar una mano a su padre y le compró la licencia cuando se jubiló. En su trabajo, dice que ha llegado a vivir situaciones "muy violentas", ya que ha habido clientes que le ha preguntado si puede tomar una copa con ellos.

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