Arum italicum, conocido en castellano con los nombres de aro, aro común, hoja de culebra, humillo, jaro o pan de culebra, además de otras muchas denominaciones locales, es una planta herbácea perenne perteneciente a la familia de las Aráceas, originaria de la cuenca mediterránea, Asia occidental y norte de África, y distribuida por el resto de Europa y otros continentes. Es muy común en toda Galicia done se le llama charo, herba do xaro, rabiacán, xario o velas do diaño.
Etimológicamente, su nombre genérico arum, procede del griego aron, que significa “calor”, aludiendo con ello a la energía calorífica que desprende la planta durante su floración; su epíteto italicum deriva del latín italicus y hace referencia a su localización en Italia.
Presenta un tubérculo rizomatoso del cual se desarrollan las raíces. Sus hojas, largamente pecioladas y de color verde claro, a veces con manchas de tonalidades púrpureas en la parte superior, nacen del rizoma subterráneo; aparecen en otoño y desaparecen en primavera, son de forma triangular claramente sagitadas, semejantes a lanzas, con dos lóbulos laterales divergentes y nervaduras blanquecinas más o menos marcadas. Aunque puede parecer que tiene una sola flor, en realidad se trata de una vistosa inflorescencia formada por muchas flores situadas en la base de una columna o eje carnoso amarillento llamado espádice: las masculinas estériles están encima, debajo las masculinas fértiles, a continuación las femeninas estériles y por último las fértiles. Dicha inflorescencia está parcialmente rodeada por una bráctea lanceolada y verde amarillenta, llamada espata, que desempeña la función de defenderla de las adversidades climáticas, atraer con su fuerte olor a urea a los insectos, especialmente a las moscas, y garantizar el mantenimiento de elevadas temperaturas internas en el momento de la polinización. En esta espata, totalmente resbaladiza debido al aceite secretado por unas papilas, los insectos quedan atrapados en la base. Cuando las flores masculinas se abren los impregnan de polen. Los insectos en su lucha por huir golpean las flores femeninas, fecundándolas.Florece de desde febrero a junio. Sus frutos son bayas carnosas, ovoides, agrupadas en un racimo o infrutescencia alargada; inicialmente son verdes y al madurar, en verano, rojas anaranjadas y brillantes; quedan al descubierto al caer la espata y cada una de ellas contiene de una a cuatro semillas grisáceas o pardas. Crece en terrenos húmedos y nitrificados, bordes de cultivo, herbazales, caminos y carreteras, huertas, jardines, y zonas boscosas, en terrenos removidos bien por acción humana o por el ganado. Además de propagarse por semillas lo pueden hacer por división de sus rizomas.
Teofrasto, filósofo y botánico de la Grecia antigua, discípulo de Aristóteles, describió las raíces carnosas de la planta en su libro VI dedicado a las plantas cultivadas en jardines y huertos. En el sigo I, Dioscórides habla del arum en el capítulo 157 de su libro II. La decocción del tubérculo ha sido utilizada tradicionalmente en medicina para el dolor de muelas y como expectorante. La tintura e infusión de su raíz para combatir catarros bronquiales. Las hojas frescas machacadas se usaron, aplicadas directamente en forma de ungüento o pomada, para curar quemaduras, sabañones y reumas, como antiinflamatorio y analgésico.. En cataplasma se aplicó también sobre los callos y como purgante. Todavía, su uso, especialmente por vía interna, está totalmente desaconsejado por ser altamente venenosa tanto para humanos como para animales. Al contacto con la piel y debido a la presencia de aroína, produce irritaciones y escozor. Contiene además saponinas, sales de calcio y potasio y ácido cianhídrico. La ingestión de partes frescas de la planta pueden ocasionar envenenamientos graves. No obstante, los tubérculos fueron utilizados en algunas regiones y en tiempos de escasez como alimentación humana. Para ello se cocían durante un tiempo prolongado y se les cambiaba el agua varias veces a fin de que perdiesen su toxicidad. La fécula obtenida se añadía a la harina. Si bien los animales rechazan su consumo fresco al pastar, sus hojas, también cocidas, se emplearon, en otras zonas, como forraje. Los viejos agricultores, observando la espata, hacían un cálculo sobre las cosechas del año.
Parece ser que en la antigua Grecia se utilizaba en rituales debido a sus propiedades afrodisíacas y en la Edad Media en pociones de amor. En el Ara Pacis de Roma, entre las casi noventa especies vegetales esculpidas en el mármol, se encuentra recurrentemente esta especie considerada símbolo de prosperidad y bienestar.
Se usa como planta ornamental en jardinería, aunque es bueno mantenerla fuera del alcance de los pequeños, quienes se pueden sentir atraídos por el brillante color de sus bayas. Actualmente se usa en homeopatía.