El rural pierde el miedo a las nuevas tecnologías en Manzaneda

Algunos de los alumnos con los formadores y el alcalde.
photo_camera Algunos de los alumnos con los formadores y el alcalde.
Roberto Grano de Oro y Daniel Chantada fueron los formadores de Ineco Rural Tic en Manzaneda, acercando a los ciudadanos la transformación digital desde un ambiente familiar, enseñándoles a mejorar su día a día tecnológicamente

En el corazón de Manzaneda, un eco digital resonaba durante doce días con el programa de Ineco RuralTic, una iniciativa que llegará a 90 municipios españoles en esta segunda edición. Dos intrépidos viajeros del mundo tecnológico, Roberto Grano de Oro y Daniel Chantada, desembarcaron en esta localidad, llevando consigo sus conocimientos y acercándolos a los ciudadanos.

En el albergue de Manzaneda se instalaron estos nómadas modernos, fusionando el arte del teletrabajo con la noble misión de cerrar la brecha tecnológica y la transformación digital. Grano de Oro, ingeniero civil, y Daniel Chantada, técnico en robótica industrial, llegaban dispuestos a compartir sus conocimientos con los vecinos de Manzaneda, y alrededor de un decena de vecinos ansiosos por descubrir los secretos de la era digital asistieron a estas clases. 

En una serie de intensas jornadas, se sumergieron en un océano de conocimientos: desde el arte de la comunicación digital hasta las sendas de la seguridad en línea. Entre risas y aprendizaje, la edad se tornó un mero número; una mujer de 84 años se convirtió en símbolo de determinación, asimilando cada palabra como un tesoro de sabiduría. “La media sería de 60 años, con una participación femenina mayoritaria, pero lo que todos tenían en común eran las ganas de participar y un gran sentido de comunidad”, explica Roberto. “Tuvimos una mujer de 84 años que nos enseñaba a nosotros con sus ganas, practicando todo lo que le enseñamos”, añade el ingeniero.

Desde casa

Whatsapp y redes sociales se convirtieron en puentes que unieron generaciones, pero el verdadero tesoro fue el certificado digital. Comprendieron que no solo rompían la brecha, sino que abrían puertas hacia un mundo donde los papeleos no requerían viajes a otras localidades, sino que lo podían resolver desde sus casas, además descubrieron que la salud estaba a un clic de distancia gracias a la aplicación É-Saúde y la Chave 365. “Les explicamos que con la aplicación podrían pedir su cita a través del móvil o incluso ver sus propios historiales, pero que necesitaban solicitar la Chave 365, y con toda su atención, al día siguiente todos traían los deberes hechos”, contaba Daniel, añadiendo que era un grupo con muchas ganas.

Aunque con menor afluencia, brindaron talleres a las pequeñas empresas locales, enseñándoles el camino hacia la digitalización de sus negocios, posicionamiento en la red y simplificación de trámites.

A través de estas jornadas, Roberto y Daniel, no sólo compartieron conocimientos, también se impregnaron del modo de vida rural, encontrando en cada interacción una lección nueva, un entendimiento más profundo sobre la esencia de la comunidad y su tejido social.

Ciberseguridad

Con gracia y sabiduría, estos dos nómadas digitales abordaron la ciberseguridad como un tesoro que todos debían proteger en el colegio de Manzaneda. Ante ojos ávidos y expectantes, explicaron, con ejemplos cercanos y lenguaje amigable, la importancia de los candados digitales: contraseñas robustas como guardianes de la privacidad, ventanas emergentes como exploradores del peligro y la necesidad de confiar en los mapas seguros de internet. Daniel y Roberto lograron conectar con los niños, que, con oídos atentos y ojos brillantes, absorbían cada palabra como si fueran fragmentos de un emocionante cuento digital. 

Manzaneda abrió este otoño una puerta a las nuevas tecnologías. 

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