Las residencias universitarias de Ourense, al 100% y con lista de espera

Imagen de la residencia de As Burgas, en As Lagoas.
photo_camera Imagen de la residencia de As Burgas, en As Lagoas.
El aumento del precio del alquiler de pisos en la ciudad de Ourense disparó la demanda de los centros para estudiantes universitarios

Las dos residencias de estudiantes del Campus de la UVigo en la ciudad de Ourense se encuentran ya al 100%, a poco más de dos semanas para el inicio del curso universitario. Las 250 plazas disponibles entre los dos centros (Resa As Burgas, privado, y Florentino López Cuevillas, público) están cubiertas y la lista de espera es la más alta de los últimos años.

“Aquí solían quedar habitacións libres, e dende hai dous anos xa non sucede, disparouse a demanda”, explican desde la residencia Florentino López Cuevillas, situada en la plaza de As Mercedes y gestionada por la Consellería de Política Social.

Desde Resa As Burgas aseguran que el número de estudiantes interesados es superior al de 2022, y que la tasa de renovación (alumnos que el año pasado vivían en el centro y que repiten este curso) es más alta que la habitual.

El incremento del precio de los alquileres de pisos es una de las principales razones detrás del bum de las residencias. “Os prezos da cidade xa non son asequibles, por iso moita xente se interesa polas vivendas de estudantes. Aquí, dende a pandemia, disparouse a demanda”, apuntan desde el centro de la Xunta. El coste del alquiler se sitúa, de media, en los 450 euros al mes -100 euros más que en 2014-, a los que se añaden los gastos de facturas (luz, agua, gas, internet). La disponibilidad de pisos, además, es cada vez más reducida. 

Por su parte, el precio de las residencias de la ciudad oscila entre los 300 y los 500 euros. En Florentino López Cuevillas la tarifa es de 324 euros, aunque no todos los estudiantes pagan la cuota íntegra, ya que muchos cuentan con beca. El importe incluye el desayuno, comida y cena de lunes a viernes, así como servicio de lavandería, lo que supone un ahorro considerable. En Resa As Burgas, el coste oscila entre los 271 euros del cuarto compartido hasta los 487 de la habitación individual superior. 

La Universidade de Vigo, al igual que el Ministerio de Educación, ofrece becas para cubrir los gastos de los alumnos durante el curso universitario. El dinero permite cubrir -de forma total o parcial- el coste de la vivienda, sea piso o residencia. 

El cierre hace dos años de la residencia Santa Marina, gestionada por las Calasancias, redujo la oferta de este tipo de viviendas para los estudiantes de la UVigo en la ciudad. El centro, situado en la calle Santo Domingo, contaba con 30 plazas que solían cubrirse al 100% cada curso. 

De los estudiantes que residen en residencias en la ciudad, la gran mayoría proviene del resto de provincias gallegas. En el caso de Resa  As Burgas, los alumnos de Pontevedra son los más numerosos, seguidos de los de A Coruña, Lugo y los residentes internacionales. 

En el centro Florentino López Cuevillas también residen, además de estudiantes, profesores de la Xunta desplazados y personal que trabaja en la residencia.

“Es la opción más cómoda, yo estoy muy contenta”

Lucía Yan es una de las estudiantes de la UVigo que residirá el próximo curso en Resa As Burgas. Repite por segundo año consecutivo: “Este año quise quedarme y lo más seguro es que siga aquí hasta que termine la carrera. Por un lado está lo del precio del alquiler, que es muy alto, pero además creo que esta es la opción más cómoda, estoy muy contenta”. En su caso, eligió una habitación individual que cuenta con cocina y baño propios (también existe la opción de compartir el cuarto con otra persona). “Para mí está muy bien, es pequeñita, pero es mi casa. Me permite mucha más independencia que viviendo con mis padres o en un piso con otros compañeros”, señala. 

Yan destaca la amplitud de la residencia, que cuenta con espacios compartidos para encontrarse con otros estudiantes. “Tenemos salas comunes, salas individuales, salas de estudio insonorizadas…”, apunta. 

La joven estudia la carrera de Trabajo Social y asegura que la mayoría de sus compañeros reside en pisos compartidos en la ciudad. “El año pasado en clase comentamos que quizás lo mejor es vivir al principio en residencia para conocer a gente y luego, cuando ya tienes un grupo de amigos, mudarte a un piso. Pero en mi caso, por ahora, me convence más quedarme en la residencia”, comenta. Asegura que la demanda de las viviendas para estudiantes es elevada en la ciudad, aunque el año pasado pudo acceder a la habitación sin entrar en la lista de espera: “Tuve suerte y entré de las últimas, pero conozco a mucha gente que está en lista de espera, es algo que está pasando en otras zonas de España también”.

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