El convoy quedó detenido en Monforte y no pudo reiniciar el viaje hasta pasadas tres horas.
Después de casi dos horas de espera en el apeadero de Vilamartín de Valdeorras, los pasajeros del tren hotel 923, con salida en Barcelona y las estaciones de Vigo y A Coruña como destinos, hubieron de seguir camino en autobús. Fueron dos los que Renfe puso a su disposición, uno para cada una de las ciudades en las que debía rematar su trayecto el convoy.
La detención del tren se produjo a causa de una avería provocada por el frío. Fue poco antes de las 7,50 horas, a la salida de la estación de O Barco. En esos momentos, cuando el tren circulaba con unos 20 minutos de retraso, el maquinista advirtió que uno de los dos pantógrafos que transmiten los 3.000 voltios de la catenaria que necesita el tren para circular se había roto a causa de las bajas temperaturas, quedando colgado hacia un lado.
Ante este problema, el conductor del convoy optó por continuar el viaje hasta donde le fuese posible, al objeto de evitar que los pasajeros tuviesen que abandonar el tren en un tramo de vía. Afortunadamente, el tren hotel pudo alcanzar el apeadero de Vilamartín, donde quedó parado sin poder impedir que los vagones de cola del largo tren cortasen el tráfico ferroviario.
Tras esperar inútilmente durante más de 90 minutos a que llegasen los equipos de mantenimiento de Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias), pasadas las 9,30 horas, llegaron al apeadero los dos autobuses de la empresa Atvisa a los que se subieron los pasajeros para continuar su viaje, hacia A Coruña o Vigo.
La interrupción del tráfico ferroviaria se complicó con una avería en la catenaria, perjudicando fundamentalmente a los pasajeros del tren Alvia que, saliendo de Vigo y A Coruña, viaja hacia Barcelona. El convoy quedó detenido en Monforte y no pudo reiniciar el viaje hasta pasadas tres horas.
