La Dirección Xeral de Mobilidade anuncia una limpieza en profundidad de las instalaciones
La estación de autobuses de O Barco vuelve a centrar las protestas de los barquenses. La queja partió del coordinador del BNG, Manuel Agra, quien mostró su malestar "el abandono" en que se encuentra. La falta de limpieza de las instalaciones tampoco gustó al alcalde, el socialista Alfredo García. Después de reconocer que desconocía esta circunstancia, afirmó que trasladará a la Consellería de Infraestructuras la necesidad de darle una solución.
También era desconocedora de la imagen de "abandono" la Dirección Xeral de Mobilidade, dependiente de la citada Consellería. Este organismo reconoció la existencia de deficiencias en el cuidado de las instalaciones y aseguró que acometerá una "limpieza en profundidad en los próximos días".
Con la salvedad del bar, cuya concesión fue adjudicada por la Xunta, el mantenimiento del resto de instalaciones de la estación de autobuses deja mucho que desear. La sala de espera, donde continúan cerradas a cal y canto las taquillas, acumula suciedad. Aquí, pueden verse papeles, colillas y algún que otro envase vacío de bebidas, entre otros desechos y suciedad. "Tal deixadez e estado de abandono non son máis ca unha mostra do que se preocupan as autoridades competentes polas comunicacións en Valdeorras", protestó Manuel Agra.
El dirigente nacionalista prosiguió reclamando "que a nosa comarca teña o respecto e atención que se merece, no tocante ás súas vías". Estas quejas coinciden con malestar generado por la posibilidad de que un 81 % de las líneas de autobuses de la provincia sean suprimidas, según dijo Manuel Agra.
La estación de autobuses abrió en 1990 y hace tres años era sometida a una reforma por la Consellería, que reparó las bajantes y acometidas de la red de pluviales, eliminación de humedades, pintado de las zonas afectadas e instalación de un monitor informativo. Estas obras, realizadas conjuntamente con las de la estación de Xinzo costaron 26.402 euros.
