Los juegos de los niños en las ruinas del antiguo matadero de O Barco preocupan en el barrio. Los restos de la vieja construcción, parte de cuya cubierta se desmoronó, supone un serio peligro para los pequeños. Esta situación es conocida por los padres, alguno de los cuales aseguró haber solicitado una solución al Concello.
'Hace tres meses di aviso al Concello', dijo una vecina de la calle Virxe da Barca. 'Non é normal; é un perigo', coincidió en apuntar otra mujer del barrio, que confirmó la existencia de quejas entre los habitantes de la zona. Este malestar es compartido por el concejal del BNG, Vítor Manuel Sierra Neves, que reside en la zona y que urgió 'acelerar a demolició, polo perigo e tamén polo feísmo. O Concello colabora nel deixando que certas empresas os entullos e restos de obras'.
Las madres confirmaron la presencia de niños en el interior de un edificio que se encuentra en ruinas, en el que parte de la cubierta se derrumbó y el resto amenaza con hundirse en cualquier momento. Este peligro se suma a los cristales rotos, cascotes y muebles de oficina deteriorados.
Nada más franquear la puerta de entrada, la presencia de los niños en el antiguo recinto fabril es palpable en el pequeño mostrador que, confeccionado con un par de cajas y un viejo teléfono, prepararon para sus juegos. La proximidad de un parque infantil permite que algunos de estos críos crucen el pequeño paso que separa ambos recintos internándose en un terreno que para ellos, sin duda, entraña una fuerte dosis de aventura.
Los niños y sus juegos no son la única preocupación de los vecinos. También se quejan de la forma de divertirse que encontraron algunos jóvenes que, en las madrugadas de los fines de semana, usan la explanada para realizar trompos con sus coches.
'Fan uns derrapaxes e marchan', dijo una vecina. Otra anunciaba que estos hechos son bastante más frecuentes en el periodo estival. También el concejal nacionalista, Vítor Sierra reclama la adopción de medidas para que los vecinos no tengan que soportar estas molestias.
Las madres confirmaron la presencia de niños en el interior de un edificio que se encuentra en ruinas, en el que parte de la cubierta se derrumbó y el resto amenaza con hundirse en cualquier momento. Este peligro se suma a los cristales rotos, cascotes y muebles de oficina deteriorados.
Nada más franquear la puerta de entrada, la presencia de los niños en el antiguo recinto fabril es palpable en el pequeño mostrador que, confeccionado con un par de cajas y un viejo teléfono, prepararon para sus juegos. La proximidad de un parque infantil permite que algunos de estos críos crucen el pequeño paso que separa ambos recintos internándose en un terreno que para ellos, sin duda, entraña una fuerte dosis de aventura.
Los niños y sus juegos no son la única preocupación de los vecinos. También se quejan de la forma de divertirse que encontraron algunos jóvenes que, en las madrugadas de los fines de semana, usan la explanada para realizar trompos con sus coches.
'Fan uns derrapaxes e marchan', dijo una vecina. Otra anunciaba que estos hechos son bastante más frecuentes en el periodo estival. También el concejal nacionalista, Vítor Sierra reclama la adopción de medidas para que los vecinos no tengan que soportar estas molestias.
