Con una filosofía parecida a la de los 'vinos de pago', asegura un seguimiento total de la vendimia

La producción controlada llega a una bodega de A Rúa

Depósitos de acero de  la bodega A Coroa, ubicada en el municipio de A Rúa. (Foto: L.B.)
Las botellas de la última añada de godello de A Coroa ya llegaron a los supermercados. Este año, los caldos de la bodega ruesa presentan una importante novedad, pues son los primeros de Galicia que exhiben el marchamo de producción controlada, cuyos requisitos fueron incorporados al nuevo reglamento del Consello Regulador de Valdeorras hace dos años.
Este carácter pionero fue subrayado por el presidente de este organismo, José Luis García Pando. Explicó que esta búsqueda de una mayor calidad está basada en las características de determinados tipos de suelo de las viñas, una filosofía similar a la de los 'vinos de pago', cuya proceso de elaboración se desarrolla bajo controles extraordinarios. Este seguimiento garantiza la procedencia de zonas geográficas con ciertas características edafológicas. 'Certificamos que as uvas veñen das fincas inscritas e que hai un plan controlado. Nas denominacións galegas non hai nada disto', aseguró.

Las primeras viñas inscritas en la Denominación Valdeorras ocupan 12 hectáreas, de las que sale el 90% de la producción de una bodega que en su última vendimia obtuvo aproximadamente 80.000 botellas. Sólo quedó fuera una pequeña parcela que, si bien sus características son similares o mejores que las de las otras viñas, su superficie no alcanza las 0,5 hectáreas que exige el reglamento. En todo caso, esta circunstancia aparece bien definida en las botellas.

El técnico del Consello Regulador, Jorge Mazaira Pérez, explicó que además de exigir una superficie mínima en las viñas, el reglamento también especifica que éstas deben estar situadas en un diámetro inferior a 1,5 kilómetros para facilitar el control. Finalmente, las normas también marcan unas producciones que no pueden superar los 6.000 kilos por hectárea, para las uvas tintas, y los 8.000 para el godello.

En la pasada vendimia, el Consello Regulador asignó un veedor a seguir los trabajos de A Coroa, que comienzan en la viña y que acompañan los transportes de uva hasta la bodega. 'Los costes los paga la propia bodega, pues el Consello pone un técnico casi en exclusiva para ella', explicó Jorge Mazaira.

Roberto Fernández, socio de la bodega, confirmó este incremento de los costes, que da por bien empleado al tratarse de 'una apuesta por la calidad'. Recordó que los vinos se exportan a 11 países habiendo recibido 46 premios y diplomas.

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