Después de 35 años del accidente en el que murieron 13 personas -12 de ellos niños- que viajaban en un autobús escolar, sus restos continúan en el mismo lugar a un lado de la vía del tren. El Concello reclama su retirada.

'¡Retiren el maldito autobús!'

Restos del autobús escolar en el que viajaban los 12 niños y el conductor fallecidos en 1977. (Foto: LUIS BLANCOL)
En el límite de los municipios de Vilamartín y A Rúa, entre la vía del tren que cubre la línea de ferrocarril Palencia-A Coruña y el río Sil, permanecen los restos del autobús escolar que hace ahora 35 años, en 1977, cayó por un talud de 60 metros de altura, provocando la muerte de 12 niños y del conductor. Además, resultaron heridos otros 19 escolares. Fue el suceso más trágico de la historia reciente del Concello vilamartinés y su recuerdo aún causa dolor en una población que reclama la retirada del amasijo de hierros.
La maleza invadió los restos metálicos del transporte escolar, que continúan abandonados en el mismo lugar en el que los dejó Renfe, tras retirarlos de la vía. La falta de grúas preparadas para levantar grandes pesos fue la explicación ofrecida en aquellos momentos para descartar la retirada del autobús. Hoy en día, no tiene razón de ser esta excusa. Los vecinos quieren olvidar aquel mes de abril de 1977 y consideran que lo que queda del autobús OR-3141 debe ser llevado al desguace.

Salvador Núñez Guitián tiene 49 años. Sus piernas aún muestran las cicatrices de las lesiones que sufrió en el accidente. Con las extremidades inferiores rotas en 21 puntos, fue trasladado en taxi al hospital de Ourense, al no haber ambulancias para todos. Hoy en día, el accidente ocurrido en abril de 1977 permanece vivo en su memoria. 'O problema é que algúns non o poden contar', dice. Seguidamente, apunta que la retirada del autobús 'é o máis lóxico'.


CONCELLO

El alcalde vilamartinés, Enrique Álvarez Barreiro, aseguró desconocer que los restos del vehículo permanecen abandonados en el lugar donde sucedió el accidente. 'Siempre creí que no estaba', dijo. Inmediatamente explicó que a los vecinos de Vilamartín 'se nos ponen los pelos de punta al rememorar aquel accidente'.

El daño ecológico que pueda ocasionar un autobús abandonado, después de 35 años, no es el mayor problema para el alcalde vilamartinés. Su mayor preocupación es el pesar que aún provoca el recuerdo de aquel accidente. 'No tenía que estar ahí desde hace mucho tiempo. Ahora se trata de buscar la manera de solucionarlo', explica. El regidor anunció su intención de dirigirse a los responsables de Renfe en Galicia para solicitar la retirada de la chatarra y borrar definitivamente de la memoria aquel accidente.

Te puede interesar