En mi época universitaria se salía los jueves: el viernes te tenías que volver a casa, así que los jueves de los de fuera eran los viernes de los de la ciudad.
En mi época universitaria se salía los jueves: el viernes te tenías que volver a casa, así que los jueves de los de fuera eran los viernes de los de la ciudad. Cuando, tras unos lustros de idas y venidas, me reestablezco en Ou, me entero de que los miércoles son los nuevos jueves y cualquiera que sea alguien o quiera serlo ha de salir estos días. Entonces, si los miércoles son los nuevos jueves pero los jueves solo salían los universitarios porque los viernes se iban… ¿Qué pasa si, ahora, siendo de aquí, sales un jueves?: ¿se altera el continuo espacio-tiempo?, ¿te pone copas tu yo del pasado universitario?, ¿te regalan un título a la quinta copa?
Por si quieren salir hoy y tienen miedo de lo que pueda pasarles, aquí va un plan seguro: primero cenen bien para que las copas no les hagan daño (“que no, mamá, que fue porque cené poco, si yo casi no bebo”). Pueden ir al Beef and Sushi si les gusta lo foráneo o al Bo Bocado si son más de la tierra, ambos en Celso Emilio Ferreiro. ¿Por qué esta calle? Porque así ya están cerca del Torgal, que es lo que les recomiendo para su Jueves extratemporal.
El pub es una monada: como un salón de modernos, indies y frikis donde también va gente normal, así que el resultado es muy agradable. Los sofás son cómodos, tienen la Cuore y la Jot Down, a veces hay chicos guapos de diferentes edades y estaturas, y sirven Thunder Bitch que, si no saben lo que es, no son nadie. Vayan y pidan un chupito, pídanlo, valientes… Luego me cuentan.
Este Jueves el Isaac Torgal pincha “Mejores temas del 2015” así que tómense aquí la primera… y la segunda… Y a partir de ahí, hagan lo que su conciencia les aconseje pero a mí ya no me culpen.
Mira Ourense
Opiniones
Había pasado más veces delante de esta pintada antes de que aparecieran las respuestas debajo. Cuando solo estaba la pintada me preguntaba no por el significado, que para mí estaba bastante claro, si no por el propósito. ¿Qué objetivo mueve a una persona a dejar una verdad tan poco emotiva en una pared? Pero cuando vi las respuestas comprendí que de “poco emotiva” no tenía nada. La respuesta-chiste (“No, el tamaño importa”) la verdad es que no la había pensado: “técnica” como “técnica sexual”, vale, bien pensado. Pero es la otra la que me deja perpleja: “Mala gente”. Carambas, qué minimalista pero sentido, qué contundente y, sobre todo, qué indescifrable. ¿Mala gente?, ¿por qué mala gente?, ¿qué está, entonces, expresando por omisión esa pintada?: ¿que el arte no importa?, ¿que los sentimientos no importan?, ¿que lo artesano y original no importa?, ¿que lo antiguo no importa? La verdad es que, ahora, ya no sé lo que quiere decir esa pintada.
Dulce Hogar
Autoclases
Con la cantidad de sitios en los que he trabajado, he tenido jefes de todos los colores. Recuerdo uno, especialmente ruin y mediocre que, sin embargo, una vez me dijo una gran verdad: “con la cantidad de información que hay en internet sobre cualquier tema, la gente solo va a las escuelas cuando necesita que la controlen y la guíen”. No es que yo sola no hubiera llegado a esta conclusión pero encontré que nombrar a este imbécil era una forma pintona de empezar el artículo y de paso expresar lo ruin y mediocre que este desgraciado me parecía.
A lo que iba, en casa uno puede aprender de todo, absolutamente de todo. Y es el mejor lugar para hacerlo: pueden ir a clase en pijama, sin peinar, con los ojos llenos de legañas, pueden llegar tarde, eructar, cancelar la clase, no volver… ¡están en su casa!
Yo, en la actualidad, me estoy dando varias clases y me las tomo todas muy en serio. Como profesora soy meticulosa, implacable y me doy órdenes todo el tiempo: si son cinco series con doce repeticiones, son cinco series con doce repeticiones; si los dedos tienen que ir todos a la misma velocidad es a la misma velocidad, si pego el ombligo a la espalda antes de coger aire, es antes, no durante ni después. Y como alumna soy un primor: agradecida, obediente, dócil… No sé si me caigo mejor como profesora de mí o como alumna de yo: quizá tenga que darme alguna clase de autoanálisis para averiguarlo.
