LAS OTRAS PLAYAS DE OURENSE

Escaparate ourensano en Sanxenxo

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photo_camera La costa de Sanxenxo se convierte en uno de los destinos preferidos por los ourensanos.

Portonovo se llena cada verano de ourensanos de pie pero es en Sanxenxo donde busca ubicarse lo más "granado" de la sociedad ourensana

Es lo que tiene agosto en la costa de Sanxenxo, que todos se resisten a perderla de vista; y si deben marchar por un tiempo, vuelven en cuanto pueden. Y miren que no se cabe, da igual. El que no es visto luciendo tipo por la playa de Silgar -una amiga verinense sostiene con insistencia que en ese arenal no hay toallas porque todos los bañistas toman el sol de pie para que se les vea con más detalle- o el paseo marítimo, de copas en el Náutico -los jóvenes se aprovisionan antes en el botellón porque el precio del combinado alcohólico hace tiritar- o de tapeo por la saturadísima calle Augusto Besada -sí, la del Aviador, Román o el Abuelo Bernardo- no existe. Por eso, el concejal de Urbanismo de la ciudad de As Burgas, José Cudeiro, ha dejado en off el planeamiento de Ourense para entregarse al lucimiento propio en los lugares de moda de la villa sanxenxina o en la mesa y taburete de D'Irene, donde es fijo cada tarde a eso de las nueve de la tarde. Una propiedad en esta abarrotada localidad le permite la preciosa vista de primera línea de playa y exhibir poderío ante propios extraños; al fin y al cabo, el Plan de Urbanismo de la ciudad pinta mejor a partir de septiembre.

Cudeiro, que ha disfrutado puentes y semanas enteras en este verano, ajeno a las cuitas del Consistorio, "viaja" por Sanxenxo con perro y familia, alejado del compadreo y del encuentro con otros políticos populares, también del alcalde, Jesús Vázquez, aunque se cruzan a menudo por la, de nuevo, calle de Augusto Besada, y se mantengan al día vía teléfono o con pequeñas reuniones. Vázquez Abad, presente siempre en todo acto oficial o institucional que se precie, combina Silgar -ha vuelto para apurar el mes de agosto y mostrar solidaridad (pelillos a la mar su reciente polémica en twiter) con las víctimas del atentado en Barcelona, ante la Consistorial sanxenxina con el regidor local Telmo Martín y el ministro de Justicia, Rafael Catalá- con Ourense, para atender los asuntos urgentes, firmar decretos y ponerse al frente de la procesión de San Roque. Este santo, por cierto, es el patrono de la cercana localidad de Portonovo. Ayer acababan precisamente los festejos, caía el asunto en sábado y la delegada de la Xunta en Ourense, Marisol Díaz Mouteira, con piso en este pueblo colindante con la capitalidad, aprovechó el descanso del presidente autonómico y sus conselleiros -a los que siempre debe acompañar,que por eso es su representante en la provincia de Ourense- para echar un vistazo al fin de fiesta, curiosear en los puestos de artesanía de la playa de Baltar -se instalaron finalmente, pero son endebles, llegaron a destiempo y hay casetas cerradas- y pillar bronce en este arenal, más amplio, ventilado y menos saturado que la cercana Silgar o la cala de Caneliñas; eso sí, sin olas, lástima. Como de lástima también ha sido el nivel del programa festivo, especialmente en lo que a orquestas se refiere. Normal, Villaza (en Monterrei) acaparó, lamentaban esta semana dos comerciantes ourensanos pegados al bar de la comisión, se llevó por delante la programación de media Galicia, al concentrar las tres grandes orquestas-espectáculo (no necesariamente las que más animan al baile y a la juerga), Panorama, París de Noia y el Combo Dominicano.

Portonovo se llena cada verano de ourensanos de pie pero es en Sanxenxo donde busca ubicarse lo más "granado" de la sociedad ourensana, sobre todo si su pensamiento es más conservador. El subdelegado del Gobierno, Roberto Castro, es otro "abonado" a este punto de veraneo, a donde ha vuelto esta misma semana para disfrutar de las semanas finales de agosto con su familia. Y lo mismo han hecho los exalcaldes de Toén, José Puga, o de Barbadás, José Manuel Freire Couto, otro de los ourensanos fijo en el verano sanxenxino. Todos ellos lucen propiedad en este rincón de la costa gallega, también el exedil de Ourense Francisco Muñoz Seguín, presente cada tarde en los paseos de, nuevamente, la calle Augusto Besada. Por ahí también hna sido vistos estos días, luciendo bronceado y relax, el profesor y escritor Afonso Vázquez Monxardín, o el exsecretario xeral de Educación con Vázquez Abad de conselleiro de ese departamento, José Luis Vázquez, de pinchos y cena por los locales más céntricos de la capital sanxenxina. n

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