MANUAL URGENTE DE OURENSANISMO

Los Juegos Olímpicos de Ourense 2024

El pasado fin de semana hice tres largos y diez cortos en dos minutos. Y seis dobles, cuatro jarras, otro par de largos, una ración de calamares fritos, y un tapa de tortilla.

Urge que Ourense sea sede olímpica. Quizá es tarde para competir con los tokiotas para 2020, que imagino que serán unos juegos olímpicos muy violentos, donde en todas las disciplinas se permitan las patadas voladoras y los golpes en la nuca. Pero siempre podemos empezar la campaña para el año 2024. La ciudad reúne todas las condiciones para albergar unos Juegos Olímpicos: tiene un buen hospital, se come de maravilla, y cuenta con un montón de aficionados a las prácticas deportivas. Yo mismo he comenzado mi preparación para convertirme en el atleta revelación de tan inspiradora cita. Si mantengo este ritmo de entrentamientos hasta 2024, llegaré a los Juegos de Ourense en perfecto estado para participar en la disciplina de pebetero. 

En Oira conocen mi habilidad para la navegación en piscina. De estilosa brazada y veloz pliegue de codo y muñeca, mi estilo despierta admiración y alucinaciones a partes iguales entre los demás bañistas. El pasado fin de semana hice tres largos y diez cortos en dos minutos. Y seis dobles, cuatro jarras, otro par de largos, una ración de calamares fritos, y un tapa de tortilla. Al terminar me dejé caer en la piscina y estuve practicando un rato la natación en su modalidad mariposa. Consiste en flotar en el centro y contemplar el lento devenir de las mariposas por entre las flores que rodean la piscina. 

LA JABALINA
De todas las modalidades olímpicas, siempre me han entusiasmado las que consisten en lanzar cosas por el aire. La jabalina es, modestia aparte, mi mejor arma. No es solamente que sea un experto, es solo que no me presento en esta disciplina por no humillar a los demás. Llevo practicando el lanzamiento de jabalina desde los 63 años. Y tengo 35. Hagan cuentas. 
Con todo, la medalla de oro la obtuve hace un par de veranos, en la modalidad de lanzamiento de disco. La marca, histórica. Un décimo piso. El disco era de Daddy Yankee.

DÓNDE UBICARLOS
Durante décadas el COI se ha empeñado en celebrar los Juegos en emplazamientos muy modernos, en ciudades bien comunicadas, y construidas sobre la más puntera tecnología. La incompetencia del COI queda de manifiesto: los Juegos Olímpicos más importantes e influyentes de la historia se llevaron a cabo en Olimpia, en la antigua Grecia, en el 776 a. C. Estoy casi seguro de que Olimpa carecía de Internet, no disponía de cámaras para la foto-finish -en su lugar ubicaban a mil chinos apelotonados en torno a la línea de meta y con palillos en los ojos-, y su concepto de autopista haría de los accesos a Ourense algo a la altura de las comunicaciones de Nueva York.

En realidad, unos Juegos Olímpicos pueden situarse en cualquier lugar. Ourense dispone de muchísimo espacio libre. El campo de golf quedaría de miedo en la Plaza del Concello. Esa inclinación, así entre nosotros, beneficiará sobremanera a los golfistas locales. No confundir con los golfos locales, que los hay, y que no tienen aún disciplina olímpica, sino que se mueven en el universo de la indisciplina. La natación sincronizada, ya la estoy viendo, preciosa, en el Miño. El ciclismo de montaña puede hacerse en cualquier polideportivo local, supongo: lo único que se necesita es una bicicleta y una montaña, y Ourense está plagado de ambas cosas. 

El boxeo, por su parte, tiene su lugar natural en la Rúa San Francisco, en la madrugada de un sábado caluroso y a la puerta de los bares. Y el salto de altura -suave es la noche-, ha de llevarse a cabo en la Plaza de Los Suaves. 

OBRAS URGENTES
A saber, las autoridades locales deberán dedicarle algún tiempo a reformar la ciudad de cara a los Juegos Olímpicos. Invitar a todo el COI a la Fiesta del Pulpo sería un buen paso para la reconstrucción arquitectónica de la urbe. El estadio de O Couto debería trasladarse a la Alameda para garantizar algo de sombra en los partidos. La catedral está bien, pero se ve muy antigua. Estoy seguro de que Calatrava podrá estropearla en un tiempo récord y por una cantidad ingente de pasta. Y otra reforma urgente es convertir el cañón del Sil en una carabina. Comprendo el arraigo que esto tiene en la tradición ourensana, pero dudo mucho que el COI permita que los participantes de la modalidad de tiro compitan a cañonazos. 

LA PROHIBICIÓN DEL ESGRIMA
Hablando de cañones, he de enfrentarme al reto de hablar de los floretes, que es una palabra que, no por casualidad, en el Viejo Oeste no pasaría las pruebas más básicas de masculinidad. Y, pese a mis amigos esgrimidores, he de decirlo: vergüenza de todos los Juegos Olímpicos, y cachondeo para la posteridad, es el arte del esgrima. Atrás quedan las bellísimas escaramuzas de otro siglo entre espadachines, que terminaban siempre con ese romántico filo cruzando el corazón del perdedor del duelo y brotando sangre a borbotones, como en un poema de Espronceda, o como en un cuadro de Velázquez. 
Ahora se han inventado esta cosa descafeinada en la que dos tipos vestidos de astronautas se señalan órganos vitales con una espadita acabada en punta roma, mientras parecen bailar ballet sobre cajas de huevos. 
El esgrima será emocionante tan pronto como el COI permita que los contrincantes, además de floretes homologados, lleven un par de armas de fuego en el bolsillo, un machete camuflado en la espalda, y estén autorizados a morderse las orejas.

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