MANUAL URGENTE DE OURENSANISMO

A la manera perezosa de un epílogo

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Ahora ya sé dónde se sirve la cerveza más fría, donde comer pulpo, y dónde buscar la sombra más fresca en los días de fuego del verano.

Ya soy de aquí. Y es un asunto trascendental, por cuanto zanja para siempre la hipótesis de que soy de allí, y deja en el aire hasta nuevo aviso la tesis de que pudiera ser de allá. Andaba yo el Paseo hacia la Catedral enfrentado a estos profundos pensamientos, cuando caí en la cuenta de que hoy debía despedir este Manual de Ourensanismo que me ha acompañado durante los últimos dos meses. ¡Y yo sin estos pelos! 

UN CASO ATÍPICO

Los manuales suelen escribirlos los expertos en las materias que abordan. Me parece un atraso. La mirada del neófito es siempre más estúpida y desprovista de toda razón, y por tanto, mucho más interesante. Así, este Manual ha servido para contar cómo es la ciudad que he ido descubriendo paso a paso, en estas semanas veraniegas y festivas, sin el lastre de la sabiduría anterior, sin el prejuicio, sin más ayuda que un bloc de notas y una pluma. 

Ha sido, además, una forma especial de introducir el turismo local a los alemanes, suecos, y neozolandeses, incansables lectores de esta página, escrita siempre en el idioma universal del humor -ruego al señor Antonio Gala que suelte mi teclado-.

Ahora ya sé dónde se sirve la cerveza más fría, donde comer pulpo, y dónde buscar la sombra más fresca en los días de fuego del verano. Ahora ya sé con quién entablar una buena charla por la calle, a qué santos ir a presentarles mis respetos y depositarles mis oraciones, y en qué terraza se ofrece el mejor silencio para escribir. También sé en qué bares suena pop español, a qué escritores ourensanos hay que leer, y hacia qué viñedos perderse algunos fines de semana. También sé dónde aparcar, cómo no conducir, a quién preguntar lo que nadie sabe sobre la historia de Ourense, y cómo se viste la ciudad en un día de lluvia. 

He aprendido tanto que ya lo he olvidado todo. Por suerte, lo he dejado por escrito, para confirmar que realmente lo he olvidado y mi recuerdo, aún ausente, no se parece en nada a lo que un día rubriqué en estas páginas.

EL RETO ACEPTADO

Construir este Manual ha sido divertido, pero más aún hacerlo otro verano en compañía del pintor Íñigo Navarro, que con su innata imprudencia, aceptó sin dudarlo el reto de ponerse a dibujar rincones y estampas típicas de una ciudad que desconoce, con una gente que desconoce, y para un autor lunático total que, supongo, preferiría no haber conocido. Eso último ya no tiene remedio, socio. No debiste aquel día tenderme la mano en el probador de señoritas, cuando intentábamos huir por el conducto del aire acondicionado con sendos zuecos robados. Te lo dije.

UNA GRAN CIUDAD

Paco Vázquez solía decir que La Coruña es una gran ciudad. Viviendo allí me parecía un exceso, incluso en boca del alcalde. Más tarde, en la distancia, comprendí que, en efecto, Ourense es una gran ciudad. Su gente la hace grande. Lo escribo hoy con la esperanza de que, ahora sí, el actual alcalde coruñés me haga hijo pródigo, o hijo putativo, o como se llame ahora cuando te dan las llaves de oro, ponen tu nombre a un chopo, y te sacan un huevo de fotos los tipos esos de la prensa. 

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