El director de cine Ignacio Vilar no puede disimularlo: la película "Pradolongo" es un homenaje a sus recuerdos infantiles de los paisajes de Pena Trevinca, y "Un bosque de música" rinde tributo a lo que sintió cuando conoció por vez primera los Canóns do Sil
El arte surge de la experiencia del artista, de sus emociones y vivencias, de lo que ama y también de lo que aborrece.
El director de cine Ignacio Vilar no puede disimularlo: la película "Pradolongo" es un homenaje a sus recuerdos infantiles de los paisajes de Pena Trevinca, y "Un bosque de música" rinde tributo a lo que sintió cuando conoció por vez primera los Canóns do Sil. Y no en vano, el ourensano afirma que "sen dúbida, o meu lugar favorito para desconectar é a Ribeira Sacra". Muchas son las razones de su elección, pero destaca la pureza de la naturaleza y las joyas patrimoniales que guarda. "É un lugar moi ben coidado, con campos cultivados e bosques de castiñeiros e soutos impresionantes, ademais de símbolos moi importantes da nosa Idade Media esplendorosa, como o Mosteiro de Rivas de Sil ou a Igrexa de San Pedro de Rocha". Este verano, Vilar alquiló una habitación en uno de los pazos de la zona, donde pudo leer, pasear y pensar a su gusto.
"A calidade de vida aí é impresionante, de verdade, fixen unha ruta preto do pobo de Belesar entre soutos inmensos e carballos, e o único que podes é pensar que isto é o máis parecido a ese paraíso do que che falaban cando eras pequeno", comenta el director. Vilar está convencido de que en pocos lugares del mundo se combinan de una forma tan idónea paisaje, cultura y vino.
Recientemente, toda la filmografía del director está disponible online en la plataforma Filmin.
