Sheila Lorenzo, ha veraneado durante toda su vida en la aldea de Fradelo en Viana do Bolo. Regresa cada año junto a sus padres, que, naturales de Galicia y Zamora, emigraron en su juventud a Barcelona en busca de una oportunidad laboral. Con más de una veintena de primos, Sheila recuerda con anhelo cómo fue su infancia en este pequeño lugar del Macizo Central ourensano. Naturaleza, libertad y familia son los principales conceptos que mantienen unida a esta joven con el lugar donde nació su padre.
¿Por qué regresa cada año a este lugar?
Estoy enamorada de Galicia y de su gente. Poder disfrutar de ello me parece un auténtico privilegio y regresar cada año significa paz para mí.
¿Qué es lo que más valora?
Sin lugar a dudas el clima, el fresquillo cuando cae la noche es una sensación maravillosa. Me gusta poder salir a tomar algo tranquilamente, a Vilariño o a Viana, donde ya conoces a los que regentan los bares y todo es familiaridad y tranquilidad. Aquí puedes hacer muchas actividades, siempre tengo planes y múltiples opciones para ocupar mi tiempo.
¿Qué significa para usted Fradelo?
Fradelo son mis raíces. El lugar donde nacieron mis abuelos, mi padre y donde la totalidad de mi familia pasó su infancia.
¿Qué es lo que extraña de la ciudad cuando está aquí?
Sinceramente, absolutamente nada. Aquí tengo todo lo que necesito para ser feliz.
¿Cuáles son las principales diferencias que encuentra entre la ciudad y el entorno rural?
Básicamente el entorno. La naturaleza es lo que más valoro en mi vida. Su poder y el de sus paisajes me abruma y esta zona es espectacularmente bonita y cuenta con multitud de recursos naturales para visitar y disfrutar. Siempre tienes algo para visitar o un sitio nuevo por descubrir. Los recursos son infinitos.
¿Se plantearía regresar algún día a Galicia para establecerse definitivamente?
Por supuesto que sí, ¿por qué no? Considero que nunca debes dejar de ir a los lugares donde nos sentimos felices. Yo, en Fradelo, soy feliz, así que no sería para mi una locura asentarme aquí.
