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La apendicitis: qué es y cómo detectarla

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¿Qué es un dolor abdominal agudo?

Aquel que se presenta de forma súbita, y en un breve espacio de tiempo. De estos cuadros agudos, solo 5 requerirán ingreso hospitalario y menos de un 1% será diagnosticado de apendicitis. La apendicitis es la causa más importante de operaciones abdominales urgentes en niños y adolescentes. Es más frecuente en escolares, entre los 9 y 12 años. Es rara en niños menores de 5 años y aún más en niños menores de 2 años y excepcional en menores de un año.

¿Qué es la apendicitis aguda?

La apendicitis aguda es la inflamación del apéndice, que es una porción del intestino, que sale de la parte inicial del colon. Está en la unión entre el intestino delgado y el grueso, en la zona inferior derecha del abdomen, cerca de la ingle derecha. La apendicitis es relativamente frecuente y se estima que aproximadamente una de cada 10 personas la van a tener en algún momento de su vida.

¿Cuál es el primer síntoma? 

El primer síntoma suele ser el dolor abdominal. Es posible que al principio el dolor sea intermitente, para volverse posteriormente constante e intenso.

¿En dónde comienza el dolor?

Comienza alrededor del ombligo y, con el tiempo, se va desplazando a la parte inferior derecha del abdomen. Posteriormente el dolor aumenta al caminar, al moverse (lo hacen doblados). El niño preferirá quedarse quieto y tumbado de lado, con las piernas encogidas y no querrá que le toquen la barriga.

¿Qué otros síntomas acompañan a esta enfermedad?

Otros síntomas característicos que suelen aparecer después del dolor abdominal son fiebre, que suele ser baja, náuseas y vómitos, así como pérdida de apetito. También puede acompañarse de diarrea, sobre todo en cantidades reducidas y con mucosidades. El abdomen también puede estar distendido. El niño intentará no moverse ni ponerse de pie, porque le dolerá. Cuando no aparecen los síntomas típicos, lo cual es frecuente en los niños más pequeños, se hace más difícil el diagnóstico.

¿Cuál es el diagnóstico?

Se sospecha por los síntomas que tiene el niño y principalmente por la exploración abdominal, que es la clave para el diagnóstico. Un signo importante es soltar el abdomen a nivel de FID, tras tenerlo presionado. Normalmente dan un bote en la camilla por el dolor. También duele mucho si lo hacemos saltar sobre el pie derecho y se suelen llevar la mano a esa zona como acto reflejo, eso es muy sugestivo.

Si la apendicitis evoluciona suelen tener signos de defensa (se irrita el peritoneo y tienen intenso dolor abdominal y no se dejan tocar, el abdomen está duro y termina en una barriga en tabla, aquí mucho cuidado, porque una apendicitis evoluciona en el tiempo, se puede perforar y se convierte en una peritonitis que es un cuadro muy grave.

Cuanto más pequeño es el niño, más difícil es el diagnóstico, y no es infrecuente que haya confusión con la gastroenteritis por la presencia de diarrea. Algunos autores señalan que, en general, el número y volumen de las deposiciones es menor en la apendicitis que en una gastroenteritis aguda, aunque no hay ningún síntoma o signo definitivo que determine el diagnóstico diferencial.

¿Es necesario hacer siempre una analítica o una ecografía?

Existen muchas causas de dolor abdominal, por lo que si el diagnóstico es dudoso pueden hacerse pruebas complementarias indirectas, como análisis de sangre y orina. Las pruebas de imagen, como la radiografía y, sobre todo, la ecografía de abdomen, pueden ayudar en el diagnóstico en casos dudosos, pueden indicarnos sospecha de inflamación apendicular. Sin embargo, en muchas ocasiones estos estudios no aclaran el diagnóstico, y es necesario dejar pasar un tiempo de observación para evaluar al paciente de manera repetida, ya que si tiene una apendicitis los síntomas se irán haciendo más evidentes. El diagnóstico de apendicitis aguda en menores de cuatro años sigue siendo un reto diagnóstico.

¿La solución siempre es operar?

Sí.

¿La apendicitis es una urgencia médica?

Sí, es una patología urgente y ante la primera duda acudir al pediatra o cirujano para valoración.

¿Cómo se trata?

El tratamiento de la apendicitis siempre quirúrgico y consiste en la extirpación del apéndice (apendicectomía). En una apendicitis no complicada la operación quirúrgica suele ser sencilla y el tiempo de recuperación corto. Dado que las pruebas diagnósticas tienen cierto margen de error, no es excepcional que en la operación se aprecie que el apéndice está sano, aunque en ese caso suele extirparse igual para evitar futuros episodios de apendicitis.

¿Qué consecuencias tiene?

La probabilidad de perforación aumenta mucho después de 48-72 horas del comienzo del dolor, por lo que es importante asegurar un adecuado seguimiento médico de los niños con dolor abdominal. Si no se actúa entre las primeras 48 y 72 horas desde la aparición de los síntomas, el apéndice puede perforarse, crear un foco de infección fuera del intestino (absceso) y una infección grave en el peritoneo -membrana que reviste las paredes del abdomen-, llamada peritonitis. En este caso, el pronóstico es mucho peor, pues, aunque todavía se puede tratar con cirugía y antibióticos, la recuperación será más lenta, el niño tendrá que permanecer más días en el hospital y habrá más probabilidad de complicaciones.

Como en los niños pequeños el dolor es más difuso, y los dolores abdominales y gastroenteritis son muy frecuentes a esta edad, muchas veces se retrasa el diagnóstico, pues puede confundirse con un simple dolor de estómago o un virus gástrico, e incluso a menudo comparte síntomas con la infección de orina.

A medida que avance la apendicitis, la fiebre será más alta, y puede aparecer también diarrea y el abdomen muy distendido. Suelen estar además muy irritables y agitados desde que se presentan los primeros síntomas, para más tarde, si avanza la infección, estar muy decaídos.

Signos y síntomas a los que estar alerta

El primer y principal síntoma de la apendicitis es un dolor alrededor del ombligo que se desplaza al lado derecho, después pueden aparecer fiebre baja, vómitos y nauseas, pérdida de apetito y decaimiento. Como en los niños pequeños el dolor es más difuso, y los dolores abdominales y gastroenteritis muy frecuentes a esta edad, muchas veces se retrasa el diagnóstico, pues puede confundirse con un simple dolor de estómago o un virus gástrico, e incluso a menudo comparte síntomas con la infección de orina y los cálculos renales. A medida que avance la apendicitis, la fiebre será más alta, y puede aparecer también diarrea y el abdomen muy distendido.

Puesto que la apendicitis no se puede prevenir, habrá que estar atentos a los síntomas que presentan los niños para que no retrase el diagnóstico. Por ejemplo, para diferenciarlo de una gastroenteritis, el método principal es con una exploración física y observando la evolución de la enfermedad. Así, mientras que la gastroenteritis suele durar entre 24 y 72 horas, la apendicitis suele conllevar un deterioro progresivo, sumando síntomas como la fiebre o el dolor abdominal agudo. 

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