Es una pérdida brusca y transitoria tanto de la conciencia, como del tono postural. Es breve, dura unos 15-30 segundos, con una recuperación espontánea, rápida y completa. Se puede desencadenar por varios estímulos. Si no hay una enfermedad cardíaca ni neurológica de base, se pasará solo. El más frecuente es el síncope vasovagal, principalmente en niñas entre 11-12 años.
¿Qué es un presíncope?
El aviso de que vas a tener un síncope. Consiste en sensación de debilidad, de desfallecimiento inminente, mareo, náuseas, palidez y sudoración. También puede nublarse la vista o presentar visión borrosa, pero sin llegar a perder por completo el conocimiento.
Son señales de advertencia para que el niño tenga tiempo de sentarse o acostarse antes de desmayarse. Esto puede prevenir lesiones debido a la caída.
¿Cuál es la causa?
Su causa es la falta de llegada de oxígeno al cerebro. El estímulo que lo desencadena hace que la frecuencia cardíaca y la presión arterial disminuyan bruscamente, reduciendo el flujo de sangre hacia el cerebro, no llegando el oxígeno suficiente.
El sistema nervioso reacciona de forma exagerada, aumentando la frecuencia respiratoria y los latidos del corazón y si esto no es suficiente, es cuando el niño pierde el conocimiento y se desmaya.
Es como si el cerebro dijera al cuerpo: No me está llegando suficiente sangre, así que te voy a tumbar para que, al estar acostado, me llegue más. Es, en cierta manera, un mecanismo de defensa del organismo.El cerebro necesita el oxígeno que le llega a través de la sangre. Para que el cerebro reciba suficiente cantidad de oxígeno es necesario que el sistema nervioso y el circulatorio logren que se mantenga una presión sanguínea normal.
¿Qué estímulos pueden desencadenar los síncopes?
Hay situaciones que en determinadas personas puede hacer que baje de forma brusca la tensión arterial y la frecuencia cardíaca. Las más frecuentes son:
- Estar de pie mucho tiempo sin moverse, cambios bruscos de posición (estar sentado y levantarse bruscamente) o tras un ejercicio intenso.
- Estrés físico: Ambientes cargados y calurosos. Tener hambre o realizar comidas copiosas. También el cansancio o dormir poco.
- Estrés emocional: Miedo, dolor intenso, ansiedad, ver algo desagradable (Por ejemplo, sangre)
¿Cuáles son los síntomas?
Los principales son:
- Piel pálida.
- Aturdimiento.
- Visión borrosa.
- Visión de túnel: el campo de la visión se estrecha hasta ver solo lo que está enfrente.
- Náuseas.
- Sensación de calor.
- Sudor frío y húmedo.
¿Cómo se diagnostica?
El síncope por lo general se diagnostica con una historia clínica y un examen físico, incluido un control de la presión arterial y el ritmo cardíaco. Se puede realizar también un electrocardiograma. La TA suele estar normal o un poco baja.
A las niñas que tienen menstruaciones abundantes, se les haría una analítica para descartar que fuese una anemia ferropénica y esa pudiese ser la causa. Es importante el contexto dónde ocurre. También son muy importantes los antecedentes familiares.
Sospecharemos que se trata de un síncope benigno, vasovagal cuando se trata de un síncope con clínica previa.
Sospecharemos causa cardíaca si presenta un síncope súbito sin clínica previa al episodio, asociado al ejercicio o acompañado de dolor torácico o palpitaciones. Si hay antecedentes familiares de cardiopatías o si el niño tiene una cardiopatía congénita.
Sospecharemos causa neurológica cuando tras el síncope queda en estado postcrítico, con una postura rígida y /o incontinencia urinaria o cuando la pérdida de conciencia dura más tiempo. Es una causa rara en Pediatría.
¿Puedo ayudar a mi hijo a evitar un síncope?
Para evitar los desmayos a causa del calor: Se aconseja un buen grado de hidratación para evitar la hipotensión, característica principal del síncope. Beber agua antes, durante y después del ejercicio y en situaciones de calor y aglomeraciones. Evitar largos períodos sin comer. Si tiene la tensión arterial de base baja, se incrementará la ingesta de sal en la dieta (frutos secos, aceitunas).
Si el desmayo se produce cuando está de pie durante mucho tiempo: No permanecer de pie mucho tiempo sin moverse o pasar mucho tiempo sentado y levantarse de forma brusca. Es importante favorecer el flujo sanguíneo, relajando y contrayendo los músculos de las piernas, flexionándolas o agachándose. Cambiar el apoyo del peso de un pie a otro. También realizar movimientos de cintura.
Estas recomendaciones nos ayudaran a prevenir un sincope vasovagal ya que no existe un tratamiento como tal.
¿Cómo actuar si notan que pueden tener un presíncope?
Al reconocer los síntomas premonitorios, el paciente deberá tumbarse o bien sentarse con la cabeza entre las piernas, y realizar maniobras que aumenten el retorno venoso al corazón y al cerebro, como elevarle las piernas durante algunos minutos, para volver a tener una tensión normal.
Si ha perdido el conocimiento tumbarlo con la cabeza de lado y esperar a que se recupere. A los pocos segundos empezará a respirar y abrir los ojos.
Después incorpóralo lentamente (no levantarlo de forma brusca ni rápida), primero sentarlo para evitar que se repita el cuadro al incorporarse rápidamente.
¿Cuándo me debo preocupar y acudir al pediatra?
Si los desmayos se repiten, no tienen una causa clara, es menor de 6 años, se producen durante el ejercicio, es cardiópata o con antecedente familiares de cardiopatías o si la familia está preocupada.
El síncope vasovagal, es frecuente en la edad pediátrica y genera una gran ansiedad en el niño y en sus padres, pero es importante saber que es benigno y no precisa de ningún tipo de medicación ni actuación médica especial.
Lo más importante es instruir al paciente y a sus familiares, para evitar los factores predisponentes ya comentados y para que sepan cómo actuar ante los síntomas preliminares.
