Cartas al director

Flipando que es gerundio

“En España no se ha practicado el colonialismo. España no tenía colonias, tenía virreinatos. Todo lo que se obtuvo en las excavaciones, todas las joyas que se encontraban, se han quedado allí. España no expolió” 

(Marta Rivera de la Cruz, Consejera de Cultura del Ayuntamiento de Madrid).


¡Hostia tú! Veinte años viviendo y estudiando en América Latina de este quien escribe, con mi firma y letra, y, ahora, resulta que no me he enterado de la historia de aquel continente. Nuestros antepasados conquistaron aquel Nuevo Mundo se asentaron, mayoritariamente, al parecer, temporalmente. Solamente, una minoría le dio por permanecer indefinidamente, merced al mestizaje con la población autóctona. Eso da entender esta política tan ilustrada como colonización. Los allí permanecidos, sin embargo, estaban regidos por unidad administrativa, que representaba a la Corona de Castilla, a la que debían respeto y obediencia. Aquella unidad administrativa fue bautizada como virreinato. 

Antes de la denominación de virreinato, Colón inauguró como “primer asentamiento permanente español” en la isla que bautizó como “La Española”. ¿Le suena, al lector, esto al término “colonia”? Al margen de conceptuar diferenciando colonia de virreinato, lo que si llama la atención, es negar que tanto en la conquista, como en los virreinatos, que hubo expoliación de las riquezas en metales preciosos, en estado natural como labrados. Basta, dijo, con viajar a América Latina para darse cuenta, que esos tesoros no se tocaron. Ignoro el cómo y cuándo haya realizado sus viajes, más lo que sí creo es que lo único que no se trajo a España en tiempos de los virreinatos fueron las piedras de los templos mayas y aztecas. De piedras siempre hemos andados sobrados, tanto así, que disponemos, en este país, personajes con masas cerebrales petrificadas.

No voy a mencionar la abundante bibliografía habida sobre el expolio de la Corona de Castilla sobre las riquezas de América Latina en aquellos tiempos. No obstante, sí le voy a aconsejar a la señora Rivera, que, aprovechando esta Semana Santa, viaje a Sevilla, que en estos días tiene un color y calor especiales. Y entre recesos de procesiones y saetas, aproveche para visitar el Archivo General de Indias. En la Casa de Contratación podrá verificar documentalmente que entre 1503 y 1660 llegaron a Castilla 185 toneladas de oro y 16.000 de plata, procedentes de América Latina. ¿Regalos de la Providencia o tomadas a la fuerza a la población autóctona? 

“Nada es más terrible que una ignorancia activa” (Goethe). Yo, mientras tanto, flipo, habiendo padecido muchos años el odio emanado de legatarios del relato de los vencidos en aquella conquista y del virreinato de la Nueva España.