Cartas al director

Visitar a Pepita me sale caro

Mi gata Pepita sigue esperando a que se imponga el sentido común en los horarios de Renfe. Tiene esperanzas porque sabe que son muchas las personas -algunas trabajadoras de la misma compañía ferroviaria- que no entienden la falta de conexión entre A Coruña y Ourense después de las 8 de la tarde. Gente que, como yo, tiene jornada vespertina y se ve obligada a dormir fuera de casa cuando podría llegar en poco más de una hora para alegría de sus familias y mascotas.

Pepita, sin embargo, desconoce otro horrible dato con el que los ferrocarriles españoles parecen empeñados en boicotear nuestra amistad. Por si el horario no bastase, Renfe se empeña en no ofrecer tarifas competitivas con otros medios de transporte. Los abonos de 10, 30 ó 50 viajes sólo están concebidos para trayectos diarios; si no viajas diez veces por semana ya no tienes derecho al descuento! Cuesta entender tanta torpeza, preferir dificultar la vida a los clientes en vez de ofrecer servicios que animen a más personas a usar el tren.

Pepita deberá seguir esperando y yo, pagando (hoteles y billetes más caros).