La tribuna

Las murgas guardan silencio en memoria de don Javier de Burgos Alfambra

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photo_camera Pepe Gómez y A. Rosendo en los carnavales de los ochenta, en Ribadavia.

D. Javier tuvo una vida muy activa, ya que hizo y participó en muchos eventos culturales, como teatro, que se representaba en el desaparecido Cine España

Hace ya casi tres meses que falleció en nuestra villa un señor extraordinario y aunque fue madrileño de nacimiento, siempre fue un ribadaviense de pro, de los pies a la cabeza.

Hombre educado, afable, buen orador, inteligente y muy castizo, se afincó en Galicia desde los años cuarenta, de profesión médico dentista, la que ejerció en Ribadavia hasta hace tres décadas (dado que falleció a la edad de 102 años). Era padre de familia numerosa y conocedor de nuestras inquietudes como el mejor ribadaviense, por lo que el aquí firmante siempre sintió una gran simpatía y admiración, dado que, repito era una persona entrañable y dispuesta a todo por esta villa.

D. Javier tuvo una vida muy activa, ya que hizo y participó en muchos eventos culturales, como teatro, que se representaba en el desaparecido Cine España, en el que intervino como apuntador, organizador y actor con Castor Santoro, Jesús Sánchez, Valentín Lorenzo, Antonio Rodríguez “Chiflado” y tantos otros.

Pero su sello personal y lo que el pueblo jamás olvidará es la huella de su pluma incisa, armoniosa y profunda en las comparsas  y murgas de Ribadavia, destacando el buen hacer de las letras que d. Javier escribió para nuestros inolvidables carnavales en los años 50 y 80; descollando sobre todas la famosa e inolvidable “Ribadavia bella flor, a Galicia honor das, tu Ribeiro es el mejor, de los valles del Señor” de la murga “Os mismos e os de sempre” del año 1951, organizada por Antonio Núñez Escudero, con música de Pedro Orovio y letra, como antes se indica, de Javier de Burgos, lo que derivó en un formidable vals.

También alcalde

También fue regidor de esta villa por la extinta UCD cargo que desempeñó poco tiempo, solo unos tres meses, en el año 1978, según cree recordar el firmante, comentando d. Javier que el Ilustrísimo Ayuntamiento era una jaula de grillos, llena de monos aulladores, respecto a lo que tenía toda la razón, ya que cuanto analfabeto, cuanto politicastro de baja estofa y cuanto imbécil pululan por los Ilustrísimos, dado que los buenos duran una legislatura o los echan antes, y la “borralla” predomina porque jamás dieron “un palo al agua” y solo saben hacer el esperpento (Así estamos y que Dios nos coja confesados). 

No quiero dejar pasar la ocasión, ahora que se acerca el Entroido, sin resaltar el carisma, la genialidad y la humildad de ese hombre y el especial don que tenía para las comparsas, que tanta fama dieron a nuestra Villa, con sus famosas y bellas canciones que “El pueblo cantará y el viento llevará” a las que ponían música las sabias batutas de d. Pedro Orovio, Manuel Vázquez Gregorio y Salvatierra Mesa, dirigiendo nuestra entrañable y laureada banda “La Lira” y antes de nuestra guerra civil, d. Luis Brage Villa y d. José Portabales (cura-párroco de Ribadavia) entre otros y quienes ya habían dado a nuestra villa por sus líricas canciones y la sátira más profunda y llenas, además, de ingenio y belleza musical, sin olvidarme de Fidel Dávila Sánchez, extraordinario entusiasta que trabajó codo con codo con Javier de Burgos para que por nuestras calles desfilaran las afamadas y alegres murgas, entonando las más bellas melodías y canciones que tanto entusiasmo despertaban y sin pedir nada a cambio, solamente por mero altruismo y amor a nuestra villa. 

Por eso hoy, que ya no hay murgas ni comparsas (solamente un desfile circense) no quiero despedirme sin darle a d. Javier de Burgos Alfambra, gran hombre y gran madrileño pero ribadaviense de corazón, las más expresivas gracias, en nombre del pueblo de Ribadavia, de todos los componentes de las murgas y comparsas y del mío propio. Muchas gracias, Maestro.

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