Opinión

Miño


En el castro de San Tomé se han reunido esta tarde el daimon y la ciudad. El motivo es que en ocasiones Miño abandona esa obstinación por ser río y se transforma en otra cosa. Especialmente cuando todo aquello que podría perderse se ha perdido ya. Habla el daimon:

-Soy Miño, tu espíritu protector. En este lugar estamos los dos solos, puedes contarme lo que te aflige -dice el río-.

-Gracias, pero no quisiera empeorar las cosas -responde Auria muy abatida-.

Miño arquea una ceja. Como río lo sabe todo acerca de la pérdida. Los ríos nunca devuelven nada. Aquel que ha compartido un pensamiento con un río se arriesga a perderlos todos. Y lo mismo ocurre con el miedo, el amor o la curiosidad. Sí, tratar con un río es como hacer tábula rasa. Auria reacciona:

-Dice que me quiere y que me va a salvar. Porque hace tiempo que no le importo a nadie. Pero tampoco permite que otras personas se acerquen a mí. Y también controla lo mío. Por eso me siento sola y ya no confío en nadie. 

Pobre criatura, piensa el daimon. ¡Qué poco vale una promesa cuando puede cambiarse por cualquier otra! Va a ser difícil consolarla o restañar su orgullo herido con dulces palabras. No las creería, ha caído bajo la magia negra de un sofista.

Resignadamente, el daimon pasa un brazo sobre su hombro y ambos permanecen sentados en la cima del castro largo tiempo mientras la tarde se hace jirones. Cada uno pensando en sus cosas...


SEGUNDA METAMORFOSIS

Miño ha vuelto a transformarse. Ahora adopta el papel de fisgón. Como todas las deidades, como el mismo Mortadelo, se regocija en el arte del disfraz. Es una cortina (con ojos) en la sala del cónclave en donde Paciencia Infinita mantiene una reunión con sus colaboradores. Escuchen:

-A ver, vamos por partes, la catedral es una trapallada, ¿eh? Ahí molesta. Luego la cambiamos de sitio y la ponemos junto al Auditorio. Total. Y el Auditorio a otra parte.

¿A dónde? Ni idea. Eso lo pensáis vosotros, a mí me es inverosímil. 

-Pero jefe, a lo mejor nos trae mal karma -intenta meter baza uno-.

-Nada. Al menos cobran entrada. No como las termas, que se van a llenar de pobres. Y yo no soy una persona pobre, ¿eh? ¿Qué más? ¡Ah sí!, he tenido una idea para la inteligencia artificial. Nos pondrá en el mapa, ya veréis... Un robot inteligente afiador, con su roda y eso. ¡Para que dé la vuelta al mundo! Hasta Las Vegas y más allá. El primero de su especie. ¡Va a ser genial!...

Cae la noche. Miño, convertido en cortina, cierra los ojos. Se ha quedado profundamente dormido.

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