Opinión

Apocalipsis sobre Gaza

Estremece ver las imágenes de la tragedia en el escenario de Gaza. En la tierra, rostros ensangrentados de niños, unos vivos y otros muertos y caminando hacia el sur por la carretera que une la Franja entre las dos esquinas, los condenados de la tierra huyendo en caravanas de desesperación. Huyen de la muerte y la desesperación. Saben lo que abandonaron, su casa y sus laberinticos barrios, pero ignoran lo que les espera en las ásperas tierras desérticas. Los israelíes les obligaron a marchar, los de Hamas se lo prohibían. Huyen de las bombas y los disparos, pero toda Gaza está poblada de bombas y disparos. No hay refugios seguros como pide el derecho humanitario de la guerra. En el cielo ocre no hay nubes cargadas de agua, solo aviones soltando bombas. En el mes que Israel lleva practicando una violencia genocida, el número de muertos crece de forma exponencial cada día, sobre todo en las noches. El ministerio de Salud de Hamás en Gaza sitúa la cifra de cadáveres en diez mil, de los cuales cuatro mil son niños. Una vida rota, apenas comenzada. Durante varios días, los tanques israelíes estuvieron girando alrededor de la ciudad de Gaza, tejiendo fúnebres collares de hierro para estrangularla, mientras desde el aire y desde el mar caían potentes misiles desalmados. A las gentes que sobreviven en lo que fue una sonora ciudad oriental al atardecer, ahora es una ciudad triste y silenciosa de voces, los únicos ruidos que pueblan el aire son los de los aviones supersónicos y los cohetes al explotar sobre los edificios que se derrumban. Hubo muertes en mezquitas, en iglesias, en escuelas y en hospitales.  Gaza se está convirtiendo en un gran cementerio interminsble. Tristeza, dolor, horror, terror, sangre y desesperación es lo que va quedando. Y ahí siguen, sin agua, sin alimentos, sin medicinas, sin ayuda. El rostro múltiple de un apocalipsis perfecto. 

En muchas metáforas e hipérboles del Apocalipsis podemos leer de manera simbólica lo que está sucediendo. Cualquier versículo nos sirve para comprobarlo. Leamos uno, el 16. Dice: Oí una voz potente que salía del templo y decía a los siete ángeles: Id a derramar a la tierra las siete copas de la ira de Dios. Salió el primero y derramó su copa en la tierra; a los que llevaban la marca de la fiera les salieron ulceras malignas y graves. El segundo derramó su copa en el mar; Se convirtió en sangre como de muerto; y murieron todos los seres vivientes del mar” Y sigue en el mismo tono. Sangre y muerte. Algunos tanques han dejado de trazar círculos en torno a la ciudad para entrar en ella. Ya en el centro de un intrincado laberinto de casas, la lucha ha subido varios escalones la crueldad. Se lucha cuerpo a cuerpo con una desnuda y rabiosa violencia. A la hora en que escribo, ignoramos los resultados. No hay testigos directos de los combates. Israel sigue sin permitir a los periodistas entrar en Gaza y la mayor parte de informadores gazatíes han muerto.  El primer ministro Benjamín Netanyahu se ha dirigido a los israelíes diciendo: “Ciudadanos de Israel, hemos penetrado en las puertas de Gaza, nuestros soldados ya están en el centro de la ciudad, el suelo de esa fortaleza del mal. Es la segunda fase de esta guerra, cuyo objetivo final es destruir y aniquilar a Hamás”.

En el enclave palestino han izado la bandera de Israel.  La ciudad y toda la Franja son considerados campos de batalla, escenarios de guerra. La ONU y en concreto su secretario - general, Antonio Guterrez, están muy preocupados por la situación. Temen una lucha larga y cruel como anunció Netanyahu.

Aquí salta la pregunta ¿Cómo será la situación después de la guerra? A esa pregunta, hasta ahora solo contestó Netanyahu y de una manera bastante confusa y muy poco clara. Ha dicho que Israel controlará indefinidamente la seguridad de Goza, una vez que esto termine. La devastación que habrá que afrontar, va a ser de unas proporciones colosales. El gobierno de Jerusalén, según el derecho internacional, en cuanto que potencia ocupante tiene obligaciones de proteger a la población civil.

Desde que comenzó la guerra, muchos mandatarios internacionales expresan diversas ideas de como articular el final de la guerra, entre Israel y Palestina. Alon Liel, ex embajador de Israel y director general del ministerio de Asuntos Exteriores, sostiene que esta guerra debe aprovecharse para cambiar el curso de las cosas y establecer nuevas apuestas, poniendo fin a largos periodos de indiferencia con los palestinos. El señor Liel defiende el planteamiento de los dos estados (la idea fuerza de los tratados lanzada en los procesos de paz de Oslo por el presidente de la Autoridad palestina, Yaser Arafat y el primer ministro israelí Isaac Rabin). El señor Liel, uno de los judíos que se distingue por su infatigable lucha por la paz, firme animador de la oposión a las políticas belicistas de Netanyahu, sigue defendiendo la coexistencia de los dos estados en unos momentos muy duros para él. Acaba de asistir al entierro de uno de sus antiguos alumnos asesinado por los milicianos de Hamas en el kibutz de Be´eri en le incursión del 7 de octubre.  Ei entierro fue horrible, dice, un rompe- corazones. Lloramos todos. A pesar de la tragedia Liel sigue apostando por la convivencia y no por la venganza.

La idea de los dos estados, olvidada durante muchos años, está siendo rescatada por importantes líderes mundiales como el presidente de los Estados Unidos Joe Biden, el presidente francés Emmanuel Macron o el presidente de turno de la Unión Europea, Pedro Sánchez. Durante varios años la solución de los dos estados fue la tesis oficial, hoy muchos especialistas en la política de Oriente Medio, la consideran un callejón sin salida. La solución de los dos estados fue destruida a pesar del reconocimiento internacional del Estado Palestino en el año 2012. A pesar de todo, Palestina no fue reconocida como miembro de la ONU, solo como observador, mientras Israel levantaba asentamientos de colonos a lo largo y ancho de toda Cisjordania, convirtiendo el país en una piel de cebra. La población israelí en los territorios ocupados ha pasado de 250.000 personas en el año 1993 a 750.000 en 2023. Un estado palestino obligaría a Israel a levantar esas colonias, algo impensable. Y con ellas el estado palestino no sería viable. En los últimos tiempos, los espíritus mas abiertos a una convivencia pacifica hablan de un solo estado que englobe Israel y Palestina. Semejante a lo que sucede en África del Sur. La guerra ha destrozado esta apuesta, pero algunos siguen apostando por ese objetivo. Dos estados, un estado, todas las posibles variantes de una federación, un sistema cantonal. Lo que sea. Hay que tener el espíritu abierto para solucionar un problema tan complejo como trágico.

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