Opinión

Zelensky, de payaso a mariscal

Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania
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Hace cuatro años nadie hubiera pensado que aquel payaso que hacía reír a toda Ucrania tocando el piano con el pene, hoy sería el presidente del país en donde se juega la gran partida del futuro geopolítico del mundo y la suerte de la democracia basada en las libertades individuales. Hablo de Volodymyr Zelensky, presidente de Ucrania, que ahora ha cambiado sustancialmente de trabajo. Ya no es el payaso que llenaba los teatros a golpes de humor y críticas feroces y despiadadas al poder. Ahora es el mariscal de una guerra que no buscó y que trató desesperadamente de evitar, una guerra que no depende de él, si no que está en la mente maquiavélica de Putin, basada en la lógica de conquista y un retorno a las poderosas glorias imperiales del pasado. Realmente la guerra ya la empezó el autócrata ruso, hace 8 años, en el sudeste de Ucrania donde se dispara en las autoproclamadas republicas populares de Donetsk y Lugansk, en realidad llevan ocho años de combates con un saldo de 15.000 muertos. Es una manera camuflada de empezar una guerra partiendo de otra que ya existe. Los ritos han sido diferentes a los que esperábamos. Se trata de una guerra híbrida como la definió el mismo Putin. Una guerra oscura, trufada de mentiras y manipulaciones, que maneja la desinformación como eje esencial. A los ataque aéreos en Kiev y en otras ciudades, los califica como operaciones especiales. Ahora la guerra abierta ya se extiende por todo el país.

Hace unos días la Duma (el parlamento ruso) reconoció como estados independientes a los dos países del Donbás, al tiempo que enviaba soldados y armas pesadas a defender y combatir esa independencia. La proclamación de independencia de esas tierras se hizo con las airadas protestas del gobierno de Kiev, mientras Putin había preparado unas liturgias seudodemocráticas para enmarcar el gesto en una ortodoxia de democrática. A la proclamación en la Duma asistieron los presidentes de las dos autodenominadas republicas populares, Denis Pushilin de Donetsk, y Leonid Pasechnik de Lugansk. Los dos flamantes presidentes tienen pasaporte ruso, son miembros de Rusia Unida, el partido de Putin, por supuesto hablan ruso ya que son rusos de varias generaciones. Las dos repúblicas pertenecen a una región histórica, tanto cultural como económicamente. Es la cuenca minera del Donbás, fronteriza con Rusia en la orilla norte del mar Negro. Para justificar el envío de tropas y la decisión de la Duma, Putin hizo un discurso incendiario, combinando lo feroz con lo ardiente, plagado de alusiones al patriotismo con referencias históricas y ataques críticos a las autoridades de Kiev. Afirmó que había enviado soldados para el mantenimiento de la paz frente al gobierno ucranio al que calificó de nazi, ya que estaba exterminando a los rusos. En general, la opinión ucraniana considera que esos territorios del Donbás les pertenecen y su ocupación por parte de Rusia es una usurpación como ha ocurrido antes con Crimea. Este sentimiento generalizado enciende los ánimos del país contra Moscú. El presidente Zelensky aprovecha el clima sentimental para estimular la lucha defensiva frente a los invasores rusos con todos los medios. Frente los tanques, cuchillos, llegó a decir. Zelensky sabe que son muy vulnerables frente a la aviación rusa que vuela sobre su territorio, pero cuando el enemigo venga por tierra, nos defenderemos con todas nuestras armas en un cuerpo a cuerpo y les causaremos severas perdidas.

CAMBIO DE ROL

Al presidente de Ucrania le conocen familiarmente en su país como “Vova” diminutivo de Volodymyr. Volodymyr Zelensky alcanó el poder hace tres años. Antes era payaso, ahora y, en estos momentos, como presidente de Ucrania tiene un trabajo de los más difíciles del mundo, combina el de máximo responsable de la estrategia diplomática del país y ahora el de mariscal de guerra desde que Putin decidió la invasión. En las últimas semanas le vimos hablar con Joe Biden cuando le daba la gana o con el presidente de turno de la Unión Europea, Enmanuel Macron cuando quería. Y Putin, desde el Kremlin, analizaba minuciosamente sus declaraciones. Macron, a bordo del avión que le llevaba de Kiev a Paris, después de una larga entrevista con Zelensky, manifestó que le había impresionado su homólogo ucraniano por su serenidad y claridad de ideas en unos momentos tan convulsos. Ha sabido mantener la serenidad en medio de tantos extremos. Por un lado, el ruido de los tanques rusos dentro de sus fronteras, y por el otro, los extremismos radicales de muchos de sus conciudadanos, en donde todavía hay importantes focos prorrusos frente a los fanáticos nacionalistas de Ucrania. También tuvo una enorme habilidad diplomática para mantener los apoyos del exterior, desde las relaciones con Washington, la Unión Europea, Londres y la OTAN. Demasiado peso para las espaldas de un payaso, pero que soportó con habilidad y coraje. Ahora, aquel clown, que divertía al público se ha transformado en un hábil diplomático y además en un mariscal de guerra.

Volodymyr Zelensky nació en 1978 en Kryvyi Rith, una villa minera del sudeste de Ucrania, el escenario más virulento y trágico de la actual guerra, en el seno de una familia judía. Su padre era informático, la madre ingeniero de minas. Al fin al de los noventa después de la caída de comunismo y el desplome de la Unión Soviética, el desorden se instaló en su ciudad entregada al alcohol y a la delincuencia. 

MILLONARIO Y POLÍTICO

Pandillas de adolescentes armados de cuchillos y martillos aterrorizaban la ciudad , pero no todos se integraban en estos grupos violentos, otros como “Vova” creaban movimientos culturales que tenían su máxima expresión en loa cafés teatros. De allí pasó a la televisión rusa, convirtiéndose en una estrella y en inmensamente rico. La revista Forbes cifró su fortuna en 15 millones de dólares. Entre los habituales de sus shows habia muchos políticos de primera fila, entre ellos su predecesor en la presidencia Petro Porochenko. Sus actuaciones y guiones fueron cada día más comprometidas con el pueblo de Ucrania y frente a Rusia. Los sondeos de opinión empezaron a manejar la hipótesis de Zelensky para presidente. La opinión pública lo apoya con entusiasmo. En el show de fin de año de 2018 lanzó su candidatura como una broma. Su campaña, muy corta, la hizo en los escenarios de teatros y cafés. Su rival era Porochenko, representante de la derecha clásica, conservador e intelectual, al que Zelensky pulverizó logrando una aplastante victoria con el 73% de votos. Este es el hombre que se enfrenta a las agresiones de Putin.

Ha sucedido los que nadie esperaba. Rechazábamos como hipótesis la posibilidad de la guerra porque nos estábamos en la diabólica mente de Putin, que supedita todo a la iconografía del poder imperial de la gran Rusia sin calcular las tragedias de todo tipo que esto supone. Se calcula que cinco millones de refugiados huirán hacia los países fronterizos de Europa a causa de la guerra. Estados Unidos y la Unión Europea anuncian sanciones económicas devastadoras contra Rusia, pero conviene tener en cuenta que en una economía globalizada, los castigos económicos afectan a todos, no solo a aquellos contra los que van dirigidos. A Putin le resbala.

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