Opinión

Respondiendo

Una cita mensual sabe a poco para un programa como ‘RTVE responde’. Pero menos da una piedra. Desde su primera emisión sostengo que los canales privadas no podrían llevar a cabo un espacio similar, partiendo de la base de que su modelo es de negocio, puro y duro. Y cuando el único objetivo es el de ganar dinero, pocas quejas de los espectadores pueden contar.


El programa presentado por Elena Sánchez Caballero, nobleza obliga, sentó ante la anfitriona al nuevo director de TVE, Santiago González, que habló claro sobre algunos aspectos (en la nueva televisión pública no habrá corridas de toros) y aclaró las líneas maestras de la programación.


La Corporación, dijo González en precioso acento canario, cuenta con 1.200 millones de presupuesto anual, que en realidad se quedan en 1.075. Y con él contamos para todo. Levemente, con elegancia, el ex director de Radio Nacional, ahora al mando de la tele, señaló una paradoja. De esos pocos más de mil millones anuales salen los salarios de los trabajadores de la casa, y con ese dinero, ni un céntimo más, hay que establecer una línea de programación acorde con eso que damos en llamar servicio público. Del encaje de todo ello sale la programación resultante. Lo que vemos y oímos todos los días.


Llama la atención que llegados a este punto, como llegados al punto previo del Expediente de Regulación de Empleo, los trabajadores de la casa puedan parecer más un problema que una solución. Los sueldos de estos trabajadores suman una cantidad elevada. Con lo que sobre, pareció decir, haremos lo que podamos. Cuando debería ser al revés: aprovechando que les pagamos bien, vamos a exprimir el zumo de los trabajadores para que hagan la mejor de las televisiones posibles.


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