No fue fácil. Ni mucho menos. Y es que a todos aquellos valores que se le suponen a los jóvenes jugadores del filial del Barcelona se unió una intensidad fuera de lo normal. ¡Joder como se pegaron los niños! Por ahí y ante cierta desorientación defensiva del COB, la preocupación por el resultado rondó el Pazo.
Cierto que este no es aquel COB rutilante de los Turner, Thompson o Suárez al que aludía el técnico del Barcelona, el ourensano Diego Ocampo,en la previa -"mi baloncesto nació en el Pazo con esos jugadores" fueron sus palabras- pero si algo tiene el COB actual, bajo la dirección de García de Vitoria, es la adecuación progresiva del plantel en cada, obligada, reinvención anual, hasta haber logrado, sin fisura posible, que el esfuerzo sea un sustento táctico innegociable. Hasta el punto de haber configurado el COB más solvente posible. No exageramos al afirmar el que mejor trabaja en defensa. Si no es la primera línea, como fue el caso, será la segunda -Muratovic/Masters- quien cuerpo a cuerpo, y nunca mejor dicho, ante un filial más físico que nunca, sean capaces de obrar la remontada. Luego Rozitis, Zamora y Ott, terminaran por poner las cosas en su sitio.
