Opinión

De ingratos y otras lindeces en la política que nos toca vivir

Joseph Goebbels es considerado el ideólogo de la propaganda nazi.
photo_camera Joseph Goebbels es considerado el ideólogo de la propaganda nazi.

Ingrato es quien niega el beneficio recibido; ingrato es quien lo disimula; más ingrato es quien no lo devuelve, y mucho más ingrato es quien se olvida de él (Séneca)

Si hay otros que también merecen figurar en la historia de la infamia, éstos son los ingratos. Me contaron y corroboré, el caso de dos hermanos que como honorables por ahí campan: el tío de ellos, potentado, casi nonagenario y soltero, donó todos sus bienes, que eran muchos y los del beneficiario escasos, a favor de su más joven hermano, el padre de los arriba mentados para así hacer menos gravosa la herencia. Falleciendo el donatario o beneficiario, heredaron sus hijos, a los que faltó tiempo para alejar al tío donante de la gerencia de un negocio propio que venía desempeñando con tal solvencia que años ha había comprado la parte del negocio a su otro socio. 

No solo descabalgaron al tío si no que lo confinaron, y gracias a que alguien le buscó el cobro de una pensión del mínimo vital pudo sobrevivir. Poco faltó para que lo desalojaran del piso, no sé de si una sola habitación, de una casa de muchas alturas en el centro de la ciudad, toda suya, pero donada o cedida a su dicho hermano. Pasó el potentado sus últimos años en la penuria, el abandono, y los sobrinos, que habían cursado estudios a costa del tío, presto cerrarían el negocio, vivirían sin dar golpe de las ventas y rentas de los pisos y bajos heredados, y acaso adelantarían la muerte del tío por la tristeza e ingratitud causada, mientras que para disimular su sobrevenida riqueza propalarían, a quien quiso escucharlos, que les había tocado la lotería. Una desfachatez que me impactó despojando de cualquier honorabilidad a quien yo por tales tenía.

Y como de escorias va la cosa, en la vida política asistimos a eso que se llama descalificación del adversario siguiendo los puntos básicos del catecismo del ministro de Propaganda del régimen nazi Goebbels, que son: simplificación, transposición, desfiguración, exageración, vulgarización, orquestación, renovación, silenciación. A estos puntos podría añadírsele el de nadificación, o sea, reducir al adversario a la nada, al estado animal, para, a partir de ahí, tratarlo como tal, negándole cualquier atisbo de humanidad. Tal como los nazis hicieron con los judíos para encasillarlos en la condición de animales para justificar su exterminio. 

De estos apartados sobre los que abundó con ese su especial tino y agudeza Gonzalo Iglesias Sueiro en su Valor Bursátil, La Mentira, el sábado 18 en este mismo diario, menciono por el orden arriba descrito: Simplificar las cosas, sobre todo los logros del adversario, que en el siguiente punto los éxitos del adversario se atribuyen como propios, de ahí lo de trasponer; lo de Desfiguración ya no hace falta exponerlo, porque consiste en repetir una mentira hasta que se convierta en verdad, por reiterada; la Exageración es incidir sobre los pequeños o grandes defectos del adversario agrandándolos, o reduciéndolos a la nada en la Vulgarización, para orquestar los propios logros, presentando como reacción la renovación de los propios que traerán un aire fresco silenciando los propios errores. 

En fin, un catecismo de libro del que se ha apropiado la montaraz derecha que otros más extremos estiman, proclives a la extrema derecha, como la derechita cobarde. Estos mensajes cunden en el elector como las encuestas privadas que se hacen, la actualizada demoscopia, pagadas, con la soterrada intención de ir sembrando y quitar la moral a la parte contraria difundiendo, animus defectionis (intención de desmoralizar), que todo está hecho para ganar por absoluta mayoría. No es inocua esta forma de actuar para desmotivar a los votantes, como han señalado diversos medios de comunicación. Y el como, item cuando a pie de urna, la voceira o más bien voceras de la derecha proclamó una mayoría, que luego la realidad hizo que descabalgara de su euforia y ridiculez... pero ni con esas ni con las mentiras repetidas una y otra vez. 

Seguirán, descalificando cualquier acuerdo de las fuerzas contrarias aunadas, diciendo que su partido va a abolir las reformas del bienestar y sociales del Perro Sánchez, a pesar de los votos de Tchapote. No creo ni en Suarismos, en el insustancial, por breve, Calvosotelismo, Felipismos, Aznarismos, Zapaterismos, Rajoísmos o Sanchismos, porque conllevan siempre un peyorativo... pero que debe de funcionar cuando tantos votos se obtienen, porque los electores, como masa, carecemos del mínimo discernimiento y lo que fue bueno para el país, otros redentores aboliendo todas las leyes progresivas nos venden que lo logrado no existe y que la estabilidad y el bienestar lo restablecerán ellos aboliendo todas esas leyes progresivas de un sanchismo que ellos dicen retrógrado. 

Negar la evidencia es su estilo y, por ello, jamás cambiarán. Un mundo al revés en el que en un campo inédito de libertades proclaman que vivimos como sometidos esclavos... y que ellos serán los redentores.

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