Opinión

Sospecha, que algo queda

El culebrón en el que se ha convertido el “caso Koldo” se encuentra en la fase de planteamiento de la trama, en la que se van presentando todos los protagonistas, que van apariendo por orden de intervención y presencia en los autos judiciales y en las informaciones periodísticas sin que pueda darse por terminada la nómina del elenco. En las últimas horas, a los empresarios, comisionistas, asesores, intermediarios, altos cargos presentes y pasados se han incorporado el portavoz parlamentario del PP, Miguel Tellado, y un tal Alberto que en un primer momento no figuraban en el primer guion conocido a través de los autos del titular del Juzgado Central de Instrucción número dos, Ismael Moreno. En una acotación a pie de página, figura también la esposa del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, citada en una información periodística.

El levantamiento del secreto del sumario, que desvela las diligencias realizadas, los seguimientos policiales y las intervenciones telefónicas, junto a su análisis definitivo permitirá conocer el número final de actores de la función y, cuando llegue el momento, su lugar en la trama, lo que permitirá avanzar en desentrañar el nudo hasta llegar al desenlace judicial allá para cuando el caso sea un recuerdo remoto.

Salvo para los que ya tienen un papel asignado como investigados -Koldo García, Víctor de Aldama, Juan Carlos Cueto- el resto de las personas relacionadas con la trama de la compra de mascarillas durante lo peor de la pandemia tienen el papel de sospechosos: José Luis Ábalos, sin procesar, es señalado por el juez como intermediario y por tanto con un papel cada vez más relevante en la obra. La aparición de los nombres de Tellado y Alberto con quienes Koldo García habría hablado y buscado una reunión -que, por supuesto, el portavoz parlamentario popular niega de forma rotunda- ha sido una sorpresa que los dirigentes del PP califican de cortina de humo para tapar la dimensión de la corrupción en el PSOE. Un Macguffin de Hitchcock.

Si en la sesión de control al Gobierno era el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, quien lanzaba sin pruebas la sospecha de que Pedro Sánchez “sabía y tapó” el “caso Koldo”, ahora es al PP al que le toca lidiar y aclarar la sospecha sobre si el comisionista mano derecha de Ábalos también tocó a un destacado dirigente del PP, y despejar la X de quién es Alberto. Cuando toda la acción se basa en las conjeturas y las suposiciones, la obra adquiere visos de novela de suspense con tramas secundarias que se alejan del meollo de la cuestión, el que resolverán los tribunales, pero que servirá en unos casos para aliviarse del cerco, poner en marcha el ventilador que las esparce y gastar tiempo en demostrar inocencias. Sospecha, que algo queda.

Para convertir el “caso Koldo” en el “caso Sánchez”, que es lo que pretende el PP desde el primer momento, una información relaciona a la mujer del jefe del Ejecutivo con el comisionista Víctor Aldama y el CEO de Globalia, Javier Hidalgo a la que le habrían planteado, antes de la pandemia, dos negocios que fracasaron, sin relación con las mascarillas. Una nueva sospecha en la que no se cuenta, al menos de momento, cuál fue su intervención y su respuesta. Y cuando el PP ya había reunido de urgencia a su comité de seguimiento del “caso Koldo” tras las revelaciones sobre la mujer de Sánchez, en un auto del juez desliza lo de Miguel Tellado y Alberto. La trama del culebrón sigue abierta.

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