Fue un concierto sin hacer ruido, de esos en los que se mastica sentimiento y buena música, donde el jazz procreó con diferentes ritmos e iluminó nuevos territorios creativos. Así fue el regalo que el mejor acordeonista del mundo, el ourensano Víctor Prieto, hizo a los espectadores que presenciaron el pasado miércoles en el Teatro Principal de Ourense su actuación, acompañado por una banda de lujo, integrada por el saxofonista norteamericano Chris Cheek, el contrabajista alemán Hanns Höhn, el batería también alemán Benno Sattler, el pianista pontevedrés Alberto Vilas y la violinista ourensana Sara Gil, a la que se unieron las colaboraciones de la gaiteira Cristina Pato y el coro del Colegio Padre Feijoo-Zorelle.
El mejor dio lo mejor. Víctor Prieto, amo y señor del acordeón, demostró una vez más el porqué de su éxito internacional y cuál es la fórmula con la que reina en Nueva York, territorio donde los monarcas, para coronarse, necesitan como elemento imprescindible razones artísticas de máximo nivel.
Víctor Prieto, con el apoyo de la Diputación de Ourense, ofreció un concierto de esos que te hacen amar el jazz, seas de la condición que seas, es decir, recién llegado o un experto en este género musical. Te sientas, te acomodas y te dejas cubrir por esos hilos invisibles que saltan del pentagrama al patio de butacas, impulsados por los dedos certeros, de flecha y pluma, que Prieto hace corretear sobre su acordeón para que jazz, tango, música clásica, gallega y celta armen una sola melodía que no tropieza, que no distrae un solo segundo, unida por los pegamentos más perfectos que existen: el sentimiento y el virtuosismo.
Al final, sales, felicitas a los músicos y le das un abrazo al maestro. Y lo haces de verdad, porque sientes que te lo han dado todo. Notas el amor de Víctor Prieto por Ourense y eso te gusta, y ves su humildad al recibir los elogios, lo cual agiganta aún más su figura.
El grande dio lo más grande. Y en este concierto se desveló el secreto: el acordeón ama a Víctor Prieto.
